Autor: Franklín León
RESUMEN
Se ofrece una propuesta filosófica que quiere sentar las
bases para otra educación, necesaria y
clamada a gritos no sólo en Venezuela,
sino en todo nuestro Planeta.
Rescatar al ser humano
como fin de toda acción;
entender las dimensiones fundamentales del hombre como
su ser relación, trascendencia,
subjetividad, persona, historia
encarnada, cultura, comunidad; es
el objetivo
de este trabajo. Se documenta
esta epistemología educativa desde lo producido por la corriente
filosófica del personalismo, presentando el pensamiento
de varios de sus autores.
Se ofrece, también, una visión de hombre, una ideología y una teoría política, producto del pensamiento personalista. De manera que puedan
darse las estructuras sociales para hacer
viable esta propuesta filosófica-educativa.
Palabras
clave: Persona. Relación. Trascendencia.
Comunidad. Conocimiento.

ABSTRACT
It is offered a philosophical proposal to set up new basis for a
different education, which is not only
necessary but also worldwide demanded.
The objective is twofold: To rescue
the human being
and to understand the fundamental human dimensions, as his relationship with himself, transcendence,
subjectivity, history, culture and social community. This educational
epistemology is reported from different results launched by the Personal
paradigm, revealing several writers' thoughts. Such
a philosophical model also offers its ideas about the human being,
ideology and a political theory as social structures to make feasible the
present philosophical-educational proposal.
Key words: Person. Relationship. Transcendence. Community. Knowledge.
INTRODUCCIÓN
Toda Filosofía de la educación
representa una epistemología, un sistema de pensamiento desde la cual se piensa
y se produce una manera de educar con determinados fines. En la historia de la filosofía
son muchas las epistemologías
propuestas, que han originado distintas concepciones y actos educativos. Lo que
aquí se plantea es que toda epistemología, como sistema estructurado de
pensamiento, contiene en sí misma una antropología,
una concepción de hombre. Dicha antropología va acompañada de una ideología, es decir, de unas ideas que complementan una visión de mundo, de
sociedad, de existencia. Esta ideología da a luz una teoría política, que
organiza la sociedad de acuerdo a las ideas que sostiene y defiende. La teoría
política es explicitada por el Estado en Políticas
educativas que pone en marcha
a través del diseño
e implementación de un currículo, que se hace práctica en un salón de
clases a través de cierta pedagogía (pasos o etapas a seguir) y de una didáctica (modo de enseñar). Siguiendo este esquema se propone al personalismo como epistemología o filosofía de la educación que sustente la educación en el Siglo
XXI. De esta manera volveremos a nuestra esencia, a lo humano, al ser; y tendremos
otro mundo distinto, el mundo que todos clamamos.
1. EPISTEMOLOGÍA:
El personalismo es una corriente
filosófica que pone en el centro de su atención la persona humana. Surge en
torno a los años treinta del siglo XX,
en el período entreguerras. Nace para hacer frente a la crisis de la cultura de
la modernidad. Se refiere a los problemas existenciales del hombre. Como
manifestaciones importantes de su influjo se
da la declaración de los derechos humanos en 1948, y los textos del
Concilio Vaticano II. Pretende reivindicar una visión del hombre en cuanto persona única e irrepetible.
1.1 CARACTERÍSTICAS GENERALES:
-
Coloca a la persona humana como centro de la
reflexión filosófica.
-
Posee una visión del mundo de tipo ontológico o metafísico. El mundo
es una realidad externa al hombre, con consistencia propia, en las que hay entes con diversos grados de perfección, entre los que destaca
la persona.
-
El hombre tiene capacidad de conocer una verdad que al mismo
tiempo le trasciende. Admite la posibilidad de un conocimiento objetivo
de la realidad, al que se accede subjetivamente. Sin embargo, el hombre no es
capaz de conocer toda la verdad, dejando una puerta abierta al misterio y a la trascendencia.
-
El hombre es libre, con
capacidad de autodeterminación, el hombre es dueño de sí mismo, y con capacidad
de modificar al mundo.
-
La persona es una realidad
sustancial, y no un mero sucederse de vivencias sin un soporte ontológico
(empirismo, positivismo)
- El hombre posee una dimensión
ética y una dimensión religiosa, que se desprenden de su naturaleza espiritual
y libre.
-
Hay una clara distinción entre personas y cosas, por eso es importante
tratar a estas últimas con categorías filosóficas propias.
-
Importancia de la afectividad, considerada parte esencial
de la persona. Debe ser considerada como parte de la reflexión
filosófica, como se ha hecho con la inteligencia y la voluntad.
-
La persona está esencialmente
ordenada a la relación interpersonal, familiar y social. La persona se realiza
a sí misma en la donación, diálogo y comunión con las demás personas.
-
Sostiene la primacía absoluta
de los valores morales y religiosos por encima de los meramente cognoscitivos.
-
Se entiende la persona como un espíritu
encarnado y sexuado.
-
El personalismo ha de ser comunitario,
dadas las características relacionales de la persona
humana. La reflexión de la filosofía política debe ayudar a superar la
alternativa entre colectivismo totalitario e individualismo capitalista.
-
La Filosofía no puede
reducirse a un saber academicista y erudito, sino que debe interactuar con la
realidad cultural y social.
2. ANTROPOLOGÍA:
2.1 KAROL WOJTYLA:
•
La persona es un universo de naturaleza espiritual, dotada de
libre albedrío y constituyendo por ello un todo independiente frente al mundo, ni la naturaleza ni el Estado
pueden penetrar sin su permiso en este universo.
•
El hombre se realiza a sí
mismo a través del otro, alcanza la propia perfección viviendo para el otro. En
esta autotrascendencia está su
grandeza como hombre. La apertura al otro constituye la base de su perfección.
•
Manifiesta una verdadera metafísica de la persona. El hombre no
puede ser reducido a un individuo de la especie. El hombre como persona
consiste en la capacidad de una vida interior, no reducible a la dimensión
física y que es expresión de espiritualidad. Retoma la tesis Kantiana
que la persona humana debe ser tratada
siempre como fin, nunca
como medio.
•
La acción revela a la persona,
por eso se debe mirar a la persona por medio de sus acciones. El bien y el mal se manifiestan en las acciones y a través de las acciones se
convierten en parte del hombre. Y éste se realiza sólo en el sentido ontológico
y axiológico.
•
La participación es el acto de toda persona. El
hombre, al actuar junto con otros, es decir, participando, descubre una nueva dimensión de sí mismo. El sello de la
característica comunitaria o social de la persona está firmemente impreso en la
misma existencia. El hombre, al actuar junto con otros hombres, no pierde el
valor personalista de su propia acción.
•
La solidaridad es otro de los actos que distinguen a
la persona. Este acto es consecuencia natural del hecho
de que los seres humanos viven y actúan juntos. Es la
actitud de una comunidad en la que el bien común condiciona adecuadamente e
inicia la participación, y a su vez, la participación sirve adecuadamente al bien común,
lo fomenta e impulsa su realización.
2.2 ENMANUEL MOUNIER (1905-1950):
•
Su afirmación central es la existencia de personas libres,
que introduce un principio
de impredicibilidad en la realidad,
que impide la construcción
de un sistema cerrado pretendidamente omniabarcador.
•
Para él, una persona es un ser
espiritual constituido como tal por su forma de subsistencia y de independencia
en su ser; mantiene esta subsistencia por su adhesión a una jerarquía de valores.
•
Existen tres dimensiones
fundamentales en el desarrollo espiritual
del hombre, en el hacerse de la persona. Estas dimensiones son la
vocación, la encarnación y la comunión. La vocación es la que da un sentido
unificador a la vida del hombre, con la vocación se descubre el lugar y la
misión en el mundo de cada persona. La encarnación es una dimensión
omnipresente en la vida humana,
por ella nos sentimos
arrojados continuamente fuera de nosotros para preocuparnos por los problemas del mundo y de nuestros
semejantes. La comunión es la dimensión social
y oblativa de la persona:
sólo dándose a los demás el hombre se encuentra a sí mismo.
•
El personalismo de Mounier
va hacia lo comunitario, porque
la persona misma no se
realiza sino en la comunidad. Distingue entre sociedad y comunidad. La primera es una agrupación de
personas, en la que no se ha llegado a una auténtica personalización de las
relaciones sociales. En la comunidad las relaciones interpersonales yo-tú forman un nosotros, unido por los lazos
del amor.
3. IDEOLOGÍA:
Para ofrecer una ideología
producto de la epistemología y antropología
planteada, se ofrecen las siguientes categorías como fundamento de la realidad
personal de cada hombre en particular.
3.1 EL SER HUMANO, PRINCIPIO DE TODAS LAS COSAS:
El centro de la creación, de la
acción y transformación del mundo, del conocimiento. El ser humano
en apertura a sus semejantes y a su creador
como valor supremo.
Para PICO De La Mirándola, pensador renacentista, Dios puso al hombre en
el centro del mundo. Nos dice en De la
dignidad del hombre: "Así pues, hizo del hombre la hechura de una
forma indefinida y colocado en el centro del mundo, le habló de esta manera:
<no te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar,
¡Oh Adán!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos
los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los demás, una
naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que le hemos prescrito. Tú, no
sometido a cauces angostos te la definirás según tu arbitrio al que te
entregué. Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras la vista más
cómodamente a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste
ni terrestre te hicimos, ni mortal ni inmortal, para que tú mismo como
modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la forma
que prefieras para ti>.
Quizás un poco exagerado en cuanto
a la autonomía que le otorga al ser humano, el pensamiento de este autor nos
ayuda a entender cómo el hombre es pues el centro del mundo que Dios creó.
3.2 EL SER HUMANO ES RELACIÓN:
Superando el individualismo cerrado
propio de la modernidad, donde acceder al otro es verdaderamente un problema,
es necesario entender que sólo en la relación
con otros me reconozco persona
y nos construimos juntos. El camino a la realización personal no es
individual, sino colectivo.
La filosofía dialógica
de Martín Buber (1878-1965):
Según este autor, la persona se realiza a
través de tres relaciones: con el mundo, con los hombres y con Dios. Sólo
mediante la relación de diálogo con un tú la persona es un yo. Yo llego a ser yo en el tú, al llegar a ser
Yo, digo Tú. Toda vida verdadera es encuentro. La relación es una gracia:
el tú me sale al encuentro por
gracia, no se le encuentra buscándolo, es algo que se recibe gratuitamente y
que se presenta como un deber: el hombre no puede conformarse con experimentar
el mundo que le rodea, sino que debe entrar en la relación,
descubrir al otro, responder diciendo: Tú. Así el hombre habita en su amor.
B>
Enmanuel Lévinas (1906-1995):
El otro, para este autor, no es un individuo de una especie, ni una substancia, ni se define por sus propiedades,
ni por su carácter o posición
social. El otro no es un objeto
de conocimiento ni de representación racional o simbólica. El otro es rostro, no en el sentido de un
rostro que se puede fotografiar o
imprimir en la memoria, sino discurso, expresión. Rostro significa al
mismo tiempo palabra, súplica, mandamiento, enseñanza. De aquí que el rostro
del otro obligue, pues exige respuesta, ayuda, solicitud, compasión. En esto
consiste la ética: en la responsabilidad ante la mirada del otro.
C> Alejandro Moreno (1934-): Para este autor, español de nacimiento,
venezolano de corazón, la persona
es intrínsecamente relación.
La relación antecede al ser. No necesariamente comunión, pues la
comunión es una posibilidad de comunicación, pero no la única; el odio es posibilidad
también. La relación que es cada persona no es una realidad estática,
dada de una vez para siempre; es en cambio una existencia y por lo mismo una historia.
La relación existe en el tiempo,
se hace históricamente. La persona vive ser-relación-histórica
mientras dura su mundanidad, su acaecer
en el mundo. Pensar desde una episteme centrada en la relación es
hacer una crítica radical, en el acto mismo de conocer, de toda la realidad
humana generada por la modernidad, es conocer
en sus raíces el corazón mismo de la opresión, afirma Moreno. Tarea que emprende en su obra "El aro
y la trama".
3.3 EL SER HUMANO ES TRASCENDENCIA:
Es también apertura a la esperanza,
al más allá de lo empírico y verificable, al misterio, ya que el único
conocimiento posible no es sólo el racional y el empírico. La vida es
complejidad, perplejidad, y sólo en la apertura al misterio y la trascendencia de
ese ser superior y creador, podremos encontrar sentido y verdad.
A>
Sören Kierkegaard (1813-1855): entiende
la fe como la única vía para evitar la caída ante la desesperación. Según él, la vida se puede vivir en tres estadios diferentes,
dependiendo de la elección de cada quien:
EL ESTÉTICO: es aquella persona que, angustiado
ante la imposibilidad de determinar por sí mismo la buena dirección de su propia
vida, suspende sus decisiones
para evitar equivocarse. Prefiere todo lo que le produce placer.
EL ÉTICO: confía en que su razón le guíe para
evaluar en cada momento lo que debe hacer, y con ello guiar rectamente el curso
de su vida. Esta figura queda atrapada
en el espacio de lo público, en el que desaparece el individuo.
EL RELIGIOSO: sentirá
la dificultad para
actuar, pero ante
la desesperación no actuará
con la razón sino con la pasión que el esteta derrochaba en el placer. Ante el
absurdo de la existencia el religioso afirma su fe y con ello se afirma como
persona. Se trata de seguir la voluntad y los caminos de Dios, aunque no se le pueda comprender (Gén.22,
1-19 ). Esta suspensión de la
ética permite alcanzar un verdadero compromiso con Dios. Para evitar la
desesperación la persona debe dar un "Salto de Fe", que se encuentra
lleno de riesgos.
Si bien Kierkegaard nos abre, desde
la propia existencia humana, la puerta a la trascendencia como sentido de vida,
nos deja atrapados en el plano individual. El salto de fe que plantea el autor
no lo damos solos, nos acompañan y lo hacen posibles los otros. Es desde la relación interpersonal que trascendemos nuestra individualidad. Y es desde este totalmente
Otro, el ser superior y creador, donde se fundamenta la relación humana con lo
distinto. Profundicemos en este asunto.
B>
Karol Wojtyla: lo entiende de esta manera, cuando nos traza
el camino desde la persona
en acción, que es esencialmente
acción comunitaria y que termina en solidaridad que conduce a la
trascendencia de la persona. La trascendencia de la persona tiene una estrecha relación con la verdad, pues el hombre
como persona busca la verdad, y es la sumisión
de la mente a la verdad lo que condiciona la mente de la persona. Las
pruebas de la naturaleza espiritual del hombre proceden
de la trascendencia de la persona en acción, opina el autor.
C>
Martín Buber (1878-1965): encuentra
el fundamento de la relación entre el yo y el Tú en el Tú eterno; además
plantea que en la misma relación entre personas podemos percibir la presencia
de este Tú último, cuando la vivimos
desde y en el amor. Según este autor,
cuando el hombre entra en la relación con un ser
-con otra persona, pero también con la naturaleza- descubre un "soplo" del Tú eterno.
Las líneas de las relaciones, prolongadas se encuentran el el Tú eterno. A Dios lo encontramos en este
mundo, en las relaciones auténticas vislumbramos que Dios habita en este mundo,
aunque no se identifica con él. Este habitar de Dios en el mundo hace que la creación sea sacramento, presencia de Dios. El Tú eterno es para Buber Dios-amigo, amor. En la
relación humana yo-tú siempre está el peligro de cosificar el tú, que el
tú se convierta en un ello. A esta posibilidad
Buber la denomina "sublime melancolía de nuestra suerte". Pero
en la relación con el Tú eterno, es decir, con Dios, esta posibilidad negativa
se excluye. Si el yo se hace en la relación, la que se establece con Dios es una llamada
del Tú eterno que exige una respuesta plena de amor.
D>
Gabriel Marcel (1889-1947): admite
un conocimiento metafísico, es decir, un conocimiento de la interioridad y de
las verdades radicales de la existencia. Piensa que la metafísica no debe
resolver el problema del misterio
ontológico, pues en su
vano intento de aclararlo lo
estaría degradando a la
categoría de problema. La actitud metafísica ante
el misterio ha de ser de disponibilidad y apertura. La distinción clásica que
hace entre problema y misterio lo lleva a otra distinción: la del ser y tener.
El primado del tener sobre el ser se manifiesta en muchos aspectos de la
decadencia de la cultura contemporánea, pues el hombre se objetiviza y pierde sensibilidad para abrirse ante el misterio
que envuelve su existencia.
El tener nulifica al ser. Sólo convirtiéndose en medio podría
el tener construir al ser. El primado del ser es el que se encarna en actitudes
vitales que son testimonio del misterio: la fidelidad creadora, el amor, la esperanza. Para Marcel el hombre es siempre
un caminante. La vida es una peregrinación en busca del sentido de
la existencia. En el camino habrá obstáculos, siempre estará presente la
tentación del primado del tener, pero al mismo tiempo el peregrinar terreno se
puede estructurar en torno a la esperanza. En la esperanza se nos abre lo
trascendente, se afirma la existencia de
un ser más allá de todo lo que aparece, que colma las ansias del sentido del
hombre. Pero a la trascendencia no se
llega a través del discurso lógico, sino por
intuición.
Como bien nos lo han planteado
estos autores, la trascendencia es parte de la vida del hombre, de su
constitución como humano. Y es yendo
más allá de la razón y de lo propiamente empírico que podremos intuir el
misterio y la presencia de este ser trascendente: Dios. Ahora, el camino no es individual, partimos
de la estructura relacional del ser humano
como camino a lo últimamente trascendente, el Tú Eterno.
3.4 EL SER HUMANO ES SER SOCIAL E HISTÓRICO:
La misma ciencia no puede
prescindir de la subjetividad y de las condiciones sociales e
históricas al momento de investigar y
producir conocimiento.
Las dimensiones subjetivas, históricas, sociales del hombre,
deben ser vistas como condición de posibilidad para conocer y producir
conocimiento, pero también como horizonte de comprensión al momento de
acercarnos a los conocimientos científicos.
A> EL CÍRCULO DE VIENA:
En
1922 un grupo de científicos austríacos constituyen lo que llamaron "El círculo de Viena",
un intento por fundamentar y construir una ciencia pura, unificada. Siguiendo a
Bertrand Russell afirman que "El mundo es
la totalidad de los hechos (fenómenos), no de las cosas
(Noúmeno, esencia, realidades
metafísicas). Parten de una crítica a la Metafísica, desde un análisis del lenguaje dicen que ésta contiene palabras
sin sentido, proposiciones
mal construidas sintácticamente, pues no hay manera de decidir empíricamente sobre afirmaciones metafísicas. Defienden el positivismo lógico, es decir, el conocimiento
basado desde lo que se expone a los sentidos. De esta manera
los enunciados universales quedan excluidos de significados, pues habría que hacer un
número infinito de observaciones para demostrarlas empíricamente. Desde esta
pretensión se erigió la ciencia como el único conocimiento verdadero, y la
metafísica entró en crisis. Sin embargo, la historia no permitió a los
integrantes del círculo de Viena
llevar su cometido, pues estalló
la Segunda Guerra Mundial y tuvieron que huir de su
País y disolver el grupo. Muchos han continuado este esfuerzo, afirmando hoy en día que el único conocimiento válido y verdadero, del que
no cabe ninguna duda, es el científico, por ser verificable en la experiencia.
B> UNA CRÍTICA INTERNA A LA CIENCIA: KARL POPPER Y LA FALSABILIDAD.
Contemporáneo al Círculo de Viena,
pero crítico severo del mismo, fue Karl Popper, quien murió no hace mucho, en
1994. El neopositivismo del círculo defendía el criterio de verificabilidad
como criterio de verdad. Popper acerca los límites entre la filosofía y la
ciencia. Sostiene que no existe la observación
neutra por parte del científico, dice que toda observación
está cargada de teorías. En la misma época comienza una crítica importante al conocimiento científico: Heiddegger sostiene que todo
conocimiento es llevado por intereses
personales, dando origen a la Hermenéutica, que busca comprender el contexto
en que surge un descubrimiento o un texto.
Cito a Heiddegger porque su movimiento influyó en la crítica de Popper a la ciencia.
Este último sostiene
que las teorías pasan a ser proyectos interpretativos que no sé
si son ciertos o falsos, por eso propone
la falsación; pues, según él, las teorías nunca pueden ser verificadas, pero si
pueden ser falsadas. Si digo: "Todos los
cisnes son blancos", no puedo demostrar que hasta el último cisne de la
tierra lo sea, pero si consigo un cisne de otro color mi teoría queda falsada y
por lo tanto carece de verdad. Para Popper, ninguna teoría científica es
verdadera, son sólo explicaciones probables de la realidad. Para él, la ciencia utiliza
el método deductivo, pues aplican
teorías a casos particulares,
hasta falsearlos. Antes de observar, el científico es movido por sus propias
ideas. Entonces se llega a la explicación más probable, nunca nada llega a ser verdadero. Sin embargo, la crítica de Popper no es
tan radical como parece, pues cree en la posibilidad de la ciencia como
conocimiento objetivo, aislado de los sujetos y de su historia; las teorías
científicas, según Popper, tienen existencia objetiva. Y en esto contradice la
hermenéutica de Heiddegger.
C> UNA
CRÍTICA MÁS RADICAL: TOMÁS KUHN
Kuhn también fue contemporáneo del círculo de
Viena, pero contrario a ellos en su pensamiento, y profundiza la crítica de la
ciencia al plantear la inconmensurabilidad de las teorías científicas, es
decir, dos teorías no pueden ser comparadas. Veamos por qué.
En su libro "La Estructura de las
Revoluciones Científicas" Kuhn hace énfasis en la historia y su desarrollo
para comprender los criterios de verdad de la ciencia. En otras palabras, es la
historia la que determina el paradigma científico reinante. Para Kuhn, el
conocimiento científico no tiene carácter acumulativo ni lineal, la ciencia no
evoluciona, sino que una teoría
científica suplanta a otra. El encuentro de paradigmas científicos es de revoluciones, de conflicto entre el uno
y el otro. Cuando surgen anomalías en la ciencia normal
que no se explican, los
científicos revolucionarios
explican las anomalías y se convierten en portadores de verdad, de esta manera
un nuevo paradigma o teoría científica pasa a
ser la nueva explicación de una realidad, sin tener ninguna relación con
la teoría científica anterior que derrocó. Es la Historia, según Kuhn, quien
decide cuál de los dos paradigmas es mejor,
y esta historia es externa a la ciencia.
Las teorías son inconmensurables al comienzo, progresivamente se van acercando una a otra,
una teoría se va introduciendo en la otra. Aquí la
inconmensurabilidad es relativa.
En discordancia con Popper, Kuhn
sostiene que una teoría no es falseada, es sustituida por otra. Las
anomalías o lagunas de una teoría no tienen ningún valor si no hay un paradigma
nuevo en la competencia que solvente dichas anomalías. Todavía late en Kuhn la
posibilidad de hacer una historia de la ciencia. La ruptura no es total.
D> LA MÁS RADICAL DE TODAS LAS CRÍTICAS A LA CIENCIA:
PAUL FEYERABEND
Pasa
por varias posiciones respecto a la ciencia. Al principio de su pensamiento mantenía un empirismo radical
(en 1962), es decir, creía en la
ciencia como único conocimiento posible y aislado de toda subjetividad. En 1970, en su obra "Contra el
método", cambia radicalmente su
postura respecto a la ciencia. Desde
este escrito sostiene que la vida concreta del
científico influye en la investigación. Afirma que el estudio científico nunca
está separado de la base histórica, pues el investigador no parte de un problema,
sino de una actividad lúdica.
Feyerabend niega la sistematicidad y racionalidad de la ciencia
al momento de investigar, el científico
procede de acuerdo a sus condiciones históricas y subjetivas; su planteamiento se le conoce como un
anarquismo epistemológico: en la investigación científica no hay reglas ni
método establecido, todo vale.
Continúa Feyerabend: si
procediéramos con la falsabilidad propuesta por Popper no avanzaría ni
sobreviría la ciencia real. Plantea la discusión en términos de la cultura
contra la universalidad, al momento de hacer ciencia.
Sostiene que después que
aceptamos o inventamos algo lo justificamos, el proceso racional es segundo; no hay imparcialidad ni
ingenuidad al momento de comprobar una hipótesis científica. Cuando se está al
frente de una investigación se procede y ya.
Para Feyerabend la separación entre
ciencia y arte es artificial; no cree en la historia
lineal de la ciencia. Apunta que los científicos filosofan,
tienen principios que
orientan parcialmente su investigación. La buena ciencia necesita argumentos metafísicos para que funcione correctamente; sin esta dimensión filosófica la ciencia
no habría llegado
a donde ha llegado.
El contexto cultural, continúa Feyerabend, es el que da sentido y certeza a los descubrimientos científicos. Existe una dimensión existencial en el hombre, que es la forma
en que toda conversación se inscribe en situaciones extremas de la vida real.
La ciencia es, pues, para este autor, tan sólo una forma de vida, un modo; más
no el único.
Los juicios personales sustentan a
la física, afirma Feyerabend. La equivocación
de que no existen en la ciencia
es la causante de la impresión de objetividad. Sostiene la inconmensurabilidad
total de las teorías científicas y afirma un pluralismo en el conocimiento. Por
ende, es necesaria la superación de las bases racionales de la ciencia, pues no
es la única forma de hacerla.
Feyerabend afirma que la ciencia es
una tradición más, no es una tradición superior. No la discutimos por sus productos, que son excelentes, sino por lo que es. No hay
democracia de tradiciones. La ciencia no ha dejado que otras tradiciones se
desarrollen libremente. Por consiguiente, la
educación se ha convertido en un dispositivo para adoctrinar a las masas desde la tradición científica como
la mejor. Es así que nuestro
mundo está construido sobre una
racionalidad científica, que hace posible que la brecha entre ricos y pobres
crezca cada vez más.
En la vivencia humana no
encontramos fronteras entre filosofía y ciencia. La una es tan débil como la
otra, sostiene Feyerabend.
En nuestro lenguaje cotidiano
finalizamos una discusión cuando alguien
dice: "eso está científicamente comprobado". Se nos hace ver que la
ciencia es imparcial, infalible, portadora del único conocimiento posible. Las
críticas de Popper, Kuhn y Feyerabend nos han puesto ha pensar que la
subjetividad de la persona y la historia no son ajenas al científico al momento de comprobar
una hipótesis; segundo, queda cuestionada
la imparcialidad, objetividad y veracidad de la ciencia. El conocimiento es posible y verdadero, pero siempre en
unas coordenadas históricas, personales, culturales. Igual sucede con la
persona, la relación y la trascendencia. No son éstas entidades abstractas ni
categorías filosóficas racionales,
existentes sólo en el pensamiento de alguien. Son realidades palpables
en la historia comunitaria de cada quien.
Ni la ciencia ni el conocimiento científico escapan a estas
dimensiones fundamentales del hombre: su
ser persona, su ser relación, su
ser trascendencia. Optemos, pues, no por un currículo positivista, que nos prometió
desarrollo, progreso y felicidad
que no han llegado ni llegarán aislados
de lo humano; sino por nuestra
misma esencia, por lo que nos permite
encontrarle sentido a nuestra existencia: nuestro ser persona
abierto a la relación con la naturaleza, con el tú, con el Otro eterno.
4. LA TEORÍA POLÍTICA DEL PERSONALISMO Y DE LA
RELACIÓN: A> MOUNIER:
Para este autor, aunque la
comunidad personalista esté lejos de alcanzarse, es necesario idear proyectos
políticos-sociales que tiendan a su realización. Sostiene que el Estado debe
ser para el hombre y no al contrario. Rechaza el totalitarismo político, pero
también el liberalismo capitalista y burgués, por estar fundado en una visión
materialista, individualista y egoísta del hombre. La sociedad capitalista es
para él el desorden establecido.
El personalismo pide que todas las estructuras sociales sean replanteadas. El hombre, según Mournier, debe
descentralizarse: hay que crear las
circunstancias adecuadas para que la persona pueda darse a los demás y estar
disponible, en comunicación y en comunión con sus semejantes.
La persona existe sólo en una
relación social, como miembro del nosotros. Solamente en una comunidad de
personas el hombre puede realizar su vocación moral. De ahí que defina su
doctrina como personalismo comunitario. Afirma que hay que llegar a un
socialismo personalizado. Su personalismo invita a la acción política,
superando los totalitarismos y el liberalismo.
B>
WOJTYLA:
Para este autor el individualismo y
el totalitarismo son limitaciones de la participación. Son dos sistemas cuyas
implicaciones deben tenerse en cuenta.
El individualismo implica
la negación de la participación porque aísla a las personas. El individuo se concentra sobre sí
mismo y sobre su propio bien. Proclama la autonomía y la supremacía de los
derechos del individuo frente a los de la sociedad y el Estado.
El totalitarismo se puede
considerar como un individualismo invertido en
cuanto negación de la participación. Según el totalitarismo, para realizar el bien
común no queda otra vía sino aquella de obligar con la fuerza al hombre a
actuar en un determinado modo, aniquilando la acción y la iniciativa individual de la persona.
El fundamento de ambos sistemas
puede definirse como impersonalista o antipersonalista, ya que el rasgo
distintivo del enfoque personalista es la convicción de que ser persona
significa ser capaz de participación.
La solución al problema de la
comunidad y la participación se debe buscar en el bien común, en el bien de la
comunidad, según el autor. El bien común es superior
a los bienes parciales o individuales en virtud de su carácter intrínseco.
CONCLUSIONES:
Se han dejado sentadas las bases
para pensar en otra educación, más allá de la disyuntiva educativa actual entre
socialismo y positivismo como filosofías que sustenten nuestros sistemas
educativos. No se trata de esperar hasta que un gobierno asuma esta propuesta y
las lleve a las aulas de clase. Nosotros como educadores podemos asumir como
forma de educar y estilo de vida esta filosofía del Personalismo, que coloca al
ser humano como fin único, escapando al individualismo exagerado del
capitalismo, pero también a la masificación u opresión social de los
totalitarismos y del socialismo.
Entender al ser humano en toda su
complejidad, o al menos aceptar que éste es misterio y perplejidad, permitirá
escapar de reduccionismos racionales o empíricos, de fanatismos o relativismos
propios de nuestros tiempos. Desmitificar
la ciencia como el único conocimiento posible, educar para la trascendencia (dimensión existencial olvidada y negada por
el mismo hombre desde la razón),
superar el individualismo a través de la búsqueda
del bien común sin olvidar la propia singularidad, son retos que se nos plantean a quienes creemos en el ser
humano, en un Ser creador de todo
nuestro universo, y en la complejidad del conocimiento humano.
El reto está planteado, pero la
decisión es ética y personal. No hay razones racionales para optar por uno u
otro modelo educativo; pero si hay sobrados motivos éticos para rescatar
nuestra humanidad, naturaleza (medio ambiente), espiritualidad, objetividad verdadera
en el conocimiento, etc. Aunque la decisión en última instancia es
personal no deja de ser comunitaria, el camino no es posible recorrerlo solos.
Se trata de caminar juntos en una misma dirección,
no imponiendo ideologías, sino concientizando
las necesidades de nuestro mundo en estos momentos. El bien común debe imponerse sobre los
intereses individuales.
El autor de esta propuesta la ha
hecho no por romántico, idealista o soñador;
sino porque se ha hecho
un recorrido vital
que ha llevado a grandes descubrimientos. Lo que se afirma se hace desde opciones éticas de
vida. Entendemos que es posible
educar integralmente cuando
entendemos que nos hacemos "Yo"
en el tú y en el nosotros, cuando rozamos el soplo
del Tú Eterno, cuando concientizamos nuestras
coordenadas históricas, culturales y sociales para entendernos a nosotros
mismos y a nuestra comunidad. Por aquí se señala un camino, que lejos de copiar
modelos educativos desde otros mundos de vida, quiere producir alternativas
educativas desde nuestras prácticas de vida comunitarias, históricas,
culturales.
Se ha propuesto una epistemología,
basados en lo ya producido, que quiere
sustentar cierta manera de educar. Dejamos
en manos de los expertos educativos la elaboración de un
currículo, pedagogía y didáctica personalista.
La invitación es ser parte de esta
gran cruzada; la del humanismo, del
amor como reconocimiento del otro, del rescate de la relación con nuestro creador, de la pluralidad del
conocimiento, de la libertad, la participación
y la búsqueda del bien común.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alvarado S., "Karol Wojtyla: El Hombre como
Persona en Dimensión Social", en Osadía
1, (2008), Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela.
A.A.V.V., "Historia de
la Filosofía", Ed. Santillana, Buenos Aires, 2006.
Fazio-Labastida, "Historia de la Filosofía
Contemporánea",. Palabra, Madrid, 2004.
Moreno A., "El Aro y la Trama", Universidad
de Carabobo-CIP, Valencia, Venezuela, 2005. (3era. Ed.).
DISPONIBLE EN LA REVISTA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 38 UNIVERSIDAD DE CARABOBO- VENEZUELA
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