domingo, 17 de marzo de 2019

Aristoteles con Fernando Savater



Por: Fernando Savater







Celia Amorós: “El feminismo es una revolución y está absorbiendo las demás”



Por: Carmen Morán Breña.

La filósofa observa, a sus 74 años, la fuerza del movimiento de las mujeres como una apoteosis

Celia Amorós, sentada en su casa de Valencia junto al busto de Clara Campoamor, el 13 de marzo.



El cuarto propio de Celia Amorós está al acabar el pasillo y después de una gran cocina diáfana en un piso céntrico de Valencia. En las estanterías, bien acompañados, saludan a las visitas Simone de Beauvoir, Sartre, Virginia Woolf, pero su mesa de trabajo parece congelada, sin papeles ni lápices, y aventura la mala salud de la que se duele esta mujer sabia. El tablero del pensamiento y la creación lo ocupan ahora las fotos risueñas de sus colegas feministas años atrás.

El pasado está muy presente. Un buen puñado de libros publicados y cientos de artículos académicos, charlas y viajes a lo largo de su vida sitúan a Amorós entre las grandes responsables de la solidez que exhibe hoy en día el movimiento feminista. El 8 de marzo, para alegría de muchos, se la vio en su silla de ruedas al lado de la pancarta que agrupaba a los universitarios en Valencia, donde nació, en 1944, y donde ahora tiene su retiro de clima templado.

Habla de esa manifestación, recurriendo a Sartre, como del “apocalipsis” en el que ha desembocado un movimiento fraguado con los años con muchas levaduras, desde la toma de las calles hasta la conquista de los hogares, con coloquios, literatura, grupos de trabajo, concienciación social, educación. Esto es imparable, dice todo el mundo,pero ella recela: “Todo movimiento tiene marcha atrás. Hay que ser cuidadosos, tenaces, tener capacidad de acción y de convicción". Simone de Beauvoir asiste sus pensamientos: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”, decía la francesa.

La filósofa valenciana, hija de notarios y nieta de una abuela que le enseñaba piano, pide que le acerquen el busto de Clara Campoamor, que la observa desde la mesa, para hacerse la foto con él. “Una persona que dijo ‘soy ciudadano antes que mujer”... Amorós dirigió algunos años el Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense. Allí se creó el seminario Feminismo e Ilustración, por donde han pasado algunos de los nombres que ahora dan lustre con sus ensayos al pensamiento feminista: Alicia Puleo, Rosa Cobo, Ana de Miguel, todas ellas en las fotos del despacho rodeando a la maestra. En la Ilustración basa Amorós los principios del feminismo como un movimiento emancipatorio que exige para la mujer no la igualdad con el hombre (“que aunque ellos pudieran y nosotras quisiéramos, no tendríamos nunca”, ha dicho alguna vez), sino la igualdad bajo el genérico humano, es decir, ni más ni menos que los derechos de ciudadanía de los que ellos disfrutan (o deben disfrutar). La revolución francesa propició ese lenguaje emancipatorio: si los amos eran déspotas, si los aristócratas tenían siervos, en las mismas condiciones estaban las mujeres respecto a sus compañeros. Y así lo hicieron ver. Amorós cita varias veces a Mary Wollstonecraft, la abuela de Frankenstein. Si la condición de ciudadanía, por primera vez, se adjudicaba a nobles y plebeyos sin distingos, ¿por qué se le negaba a la mujer? Dichoso orden natural en el que la mujer, por serlo, estaba condenada a un segundo lugar. “Qué vamos a decir del misógino de Rousseau”, se ríe Amorós.

El feminismo ha rodado mucho desde entonces. Ahora tiene muchos apellidos. La filósofa es tajante: “Feminismo solo hay uno, el emancipatorio”. Pero los partidos políticos diseñan un traje a su medida… “El feminismo es de izquierdas”, zanja. Pero los de derechas dicen que ellos también lo son, a su manera... “À sa façon… Para quien se lo crea”, responde Amorós.

En 2006, la escritora, por primera vez una mujer, recibió el premio nacional de Ensayo por su libro La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias… para la lucha de las mujeres. Su nombre ya figuraba entre las grandes feministas de Europa y la influencia de sus publicaciones académicas se hacía sentir con fuerza en Latinoamérica. Frente al sillón desde el que responde ahora a los periodistas y sobre una máquina de coser Singer que fue de su suegra cuelga un cuadro con una frase bordada que le reconoce haber “introducido el feminismo filosófico en la filosofía hispánica”. Y en los estantes, decenas de libros muestran un penacho de papeles amarillos que sobresalen sobre sus páginas, signo de un estudio concienzudo. Casi se puede decir que les ha dado a cada uno una buena paliza.

Maestra entre maestras, sigue prudente y ejerce una sororidad sin fisuras cuando se le recuerda su mucha influencia en el actual movimiento de las mujeres: “Y muchas otras”, dice. “Nada surge de repente cuando se trata de movimientos sociales. Es un trabajo que se va forjando, que tiene fases, que evoluciona, se agita, se amalgama, aparentemente no pasa nada, pero la gente va haciendo suyo el movimiento Y entonces ocurre algo especial, por ejemplo el caso de La Manada y todo lo asumido deviene en apocalipsis. Como ocurrió en el París de la Bastilla”, explica.

La revolución francesa siempre está presente en sus pensamientos, aunque alguno se resista a bajar a su boca cuando ella lo reclama. “Sí, el feminismo es una revolución y está absorbiendo las demás. Si no hay feminismo, no hay lucha revolucionaria, porque ¿qué se puede hacer si solo se cuenta con la mitad de la población? Nada”, asegura. Amorós tiene una hija, que la llamó por teléfono el 8-M “exultante”, y un nieto, Guillermo, de 10 años que estaba “como el primero, levantando el brazo” en la manifestación que reunió en las ciudades españolas a más de un millón de personas aquel viernes de “apocalipsis”. Ríe, ahora solo Celia, con el recuerdo del niño, también empoderado. Y su risa se ensancha cuando se le recuerda cómo cerraron aquel día la manifestación en Valencia, al modo fallero: “Señora pirotécnica, puede comenzar la Revolución”.

Fuente de la reseña: https://elpais.com/sociedad/2019/03/15/actualidad/1552663877_409540.html

martes, 5 de marzo de 2019

Platón: La aventura del pensamiento




Por: Fernando Savater.



Resultado de imagen para PLATON - LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO Fernado Savater


Vídeo





A lo largo de la historia distintas visiones filosóficas de la realidad y la vida; desembocaron en modelos diferentes de intervenirla y transformarla, he aquí la presentación de los pensadores que influyen hasta nuestro siglo XXI y configuran el insoslayable escenario de una introducción a la epistemología y las raíces del actual pensamiento contemporáneo. CAPITULO 1 : Es Fernando Savater filósofo, activista y prolífico escritor español quien realiza la presentación de Platon en "La Aventura del Pensamiento".

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=zM9zD0p1JJMv

La ética de datos, nueva filosofía para la era digital


Por: Manuel Pimentel.


Inteligencia Artificial, recurso




La filosofía, desde siempre, persiguió resolver las grandes cuestiones que nos afectaron y afectan como humanidad. Por eso, siempre entroncó con otras ciencias que concretaron las respuestas en cada uno de los campos particulares. Y así fue hasta que el universo digital comenzó a abrirse ante el asombro del siglo. El algoritmo nos gobierna y más que lo hará a medida que nos adentremos en el continente digital, virgen e ignoto, que hollamos por vez primera. Los sistemas inteligentes, las bases de datos, los procesos automatizados, están detrás –o delante– de cada paso que damos. Los 'smartphones' son ya una extensión de nuestra mente, forma parte de nuestro sistema cognitivo. Si la filosofía quiere seguir abordando lo que nos afecta como especie, tendrá, necesariamente, que reflexionar en digital.
Y esta nueva realidad no es tan sólo fruto de una elucubración teórica, sino que ya ha aterrizado en el mundo de la empresa. Por ejemplo, los directivos consideran al experto en la "ética de datos" como una de posiciones de alta demanda para un futuro inmediato, según una interesante encuesta realizada por AEA Business School, la Asociación Española de Directores de RRHH y la CEOE, dirigida por Pilar Llácer. Ingeniero informático y experto en gestión de datos y 'big data' fueron las posiciones más demandadas en 2018, pero, curiosamente, para 2019 el profesional de ética de datos y privacidad, figura en los puestos de cabeza, justo detrás de los especialistas en 'blockchain'. Y es que el asunto de las normas de ética para los algoritmos de la Inteligencia Artificial no es tarea pequeña, ni fácil. Los desarrolladores informáticos y los gestores de datos deben diseñar sus desarrollos bajo unos mínimos éticos y valores compartidos que deberían enmarcar las decisiones y comportamientos digitales. Tan fácil de decir como difícil de conseguir. Pero, al menos, por intentarlo que no quede.
Ya nos llamó la atención, por ejemplo, los dilemas éticos que se le planteaban a los diseñadores del coche autónomo e inteligente. Si no tuviera más remedio que optar entre atropellar a un niño pequeño con su madre o a dos ancianos, ¿por cuál debería optar? Un caso entre la infinidad de dilemas que se plantearán en el día a día de las máquinas inteligentes. Las bases de datos lo sabrán todo –y decimos bien todo– de nosotros. Adónde vamos, con quién nos relacionamos, cuáles son nuestros gustos, nuestros vicios, nuestros ingresos, nuestros gastos. Todo de todos, vaya. ¿Cómo gestionar éticamente esa información?
Las consecuencias éticas de los avances científicos deben ser abordadas, por complejo y difícil que resulte. Una vez conocidas las causas, se deben ponderar los efectos y sus repercusiones morales. Por ejemplo, la radioactividad sirve para producir electricidad y para sanar tumores, pero, también, para devastar ciudades enteras. Los científicos, además de su deber de investigar y descubrir, asumen una responsabilidad ética sobre las consecuencias directas de su uso. Ahora estamos construyendo sistemas inteligentes con un poder destructor mil millones de veces superior que las bombas atómicas arrojadas sobre Nagasaki e Hiroshima. Veremos cómo embridar éticamente su potencia colosal y a ello debe aplicarse tanto la filosofía, en general, como la ética, en particular.
Una cosa es la ética y otra la moral. El filósofo Fernando Savater escribió que moral es el conjunto de comportamientos y normas que acepta un grupo como válidas. Por ejemplo, la moral católica o la hindú. La ética es algo más íntimo y a la vez universal. Lo que es moral para el grupo, puede no ser ético para la persona. Según Savater, la ética nace de la reflexión sobre el por qué consideramos válidos esos principios. La moral tiene esencia de norma, la ética de compromiso personal. Así, como afirmaba Asimov, nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que está bien. ¿Dónde comenzará la ética y dónde finalizará la moral para algoritmos e inferencias digitales? No es cuestión fácil de responder. Los humanos, al fin y al cabo, tenemos nuestra propia capacidad reflexiva que nos permite diferenciar el bien del mal. Así, como decía Ortega y Gasset, con la moral corregimos los errores de nuestros instintos y, con el amor, los errores de nuestra moral. La máquina carece de sentimientos, ¿podríamos insuflarles entonces los fundamentos de derecho natural como marco básico de funcionamiento?
La filosofía, desde sus orígenes mismos, se ocupó de la ética. Así, desde la clásica 'Ética a Nicómaco', del gran Aristóteles, hasta la 'Ética para Amador' de Savater, numerosos han sido los tratados, ensayos, disquisiciones y postulados que pensadores y filósofos dedicaron al bien y al mal de nuestros actos y comportamientos. Pero, hasta ahora, el sujeto de la ética era la persona, a partir de ahora será, también, el algoritmo. ¿Podremos, de verdad, gobernarlo, ponerle límites? Por un tiempo sí, ya que serán todavía sistemas inteligentes, pero a la vez tontos, en cuanto precisan de la acción humana para recibir órdenes y marcar parámetros. Pronto ya no será así, al incrementarse paulatinamente su autonomía y autoconciencia. Y, si ya resulta difícil conseguir los comportamientos éticos entre los humanos, ya veremos como se lo imponemos a las crecientes inteligencias digitales. De hecho, una Inteligencia Artificial desatada, sin frenos morales de ningún tipo, es uno de los mayores riesgos que atenazan a la humanidad de nuestros días.
Hablamos y hablamos de ética, de 'compliance', de RSC. Pero, ¿hasta qué punto estos conceptos son simple palabros de moda, políticas-marketing o hasta qué punto se interiorizan para hacerse propias? Empresas que se dicen éticas y comprometidas, como Facebook, ya se han visto envueltas en el escándalo inmoral del uso de datos por parte de Cambridge Analitics. Todas proclaman su credo ético sin que ello signifique, necesariamente, que lo practiquen. Siempre hay que desconfiar de quienes proclaman su ética con golpes de pecho ante la parroquia, para hacerse notar. Normalmente, mientras más se habla y se jacta sobre ella, menos se practica. Hemos conocido, recientemente, un caso paradigmático de esta farisaica incongruencia. Francisco González, presidente de honor del BBVA, al mismo tiempo que contrataba los servicios de espionaje del ínclito Villarejo, sermoneaba sobre ética en sus intervenciones públicas y financiaba el libro 'Valores y ética para el siglo XXI'. En su interior aparecía el capítulo 'Ética en la empresa y las finanzas' que él mismo firmaba y en el que, entre otras cosas, aseguraba que la ética y los valores deberían constituir el núcleo de los valores corporativos. Y se quedaba tan tranquilo, satisfecho con su compromiso ético. Haz aquello que digo, pero no lo que hago, al modo tradicional de liderazgo fraudulento. Para el directivo sabio, no existen atajos en cuestiones de ética y su liderazgo debe basarse en su propia ejemplaridad.
Pero, ¿cómo llevar estas reflexiones al mundo robot? Pues eso, no es tarea de articulistas, sino de filósofos. Google y las grandes tecnológicas ya los están contratando a centenares. Pues que no tarden mucho en iluminarnos con sus frutos, porque el algoritmo ya anda suelto y no esperará a nadie. Tiempos apasionantes que nos ha tocado 
Fuente de la noticia: https://www.lainformacion.com/opinion/manuel-pimentel/la-etica-de-datos-nueva-filosofia-para-la-era-digital/6493982/