jueves, 23 de marzo de 2017

ETICA DOCENTE: DEL ASOMBRO AL HABITO



MSc. Virgilio León
Correo: marilinjose@gmail.com



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         Al iniciar estas reflexiones lo primero en mencionar  es que ante la situación de la educación en nuestro país es necesario afirmar la urgencia de la  ética docente.   

         Ahora bien, dejemos que la realidad cotidiana diga su palabra sobre la ética. En un liceo público de Valencia se oye una  música a todo volumen, como en los buses que prestan el servicio en la UC y camioneticas, los estudiantes, azules y beige están en una cancha, bailando la música que sus profesores le han puesto o le han dejado poner, ellas, las alumnas entre 13 años y 18 años, están distribuida en toda la cancha con su pareja de baile, están  en posición de carretilla, es decir con las manos en el piso y sus glúteos  frotándolo en los genitales de los varones que se mueven sensualmente al compás de la música la actividad dura desde las 8am hasta la 4 de la tarde.

Otra palabra de la realidad sobre la ética, una mamá explica porque  manda a su hijo al liceo es por la falta de comida; eran como las 9am estoy en la oficina de control de estudio del liceo Manuel Vicente Romero García ubicado en Valencia edo. Carabobo, se presenta una mujer entre 30 y 40 años viene con un muchacho de camisa azul, imagino que es por la materia pendiente. Informo a la Sra. De la ausencia de su hijo a las evaluaciones que se han presentado, ella dice que desde finales del mes noviembre no envía a su hijo al colegio porque no tiene dinero para el pasaje y tampoco para darle comida, que ella prefiere que se les desmaye en su casa por hambre y poder socorrerlo y no en el liceo o la calle, miro sus ojos, llenos de lágrimas, que reflejan impotencia.

Ciertamente, el valor moral se vive a la luz de estos hechos. Incluso, se podría valorar los actos humanos implicados en cada situación descrita. Es decir, en el campo de la ética, el bien o mal implicado en el baile de los alumnos, o el bien o mal implicado  en la decisión de los docentes al permitir esa actividad en concreto. De igual manera el bien o el mal que se destaca en la madre ante el hambre de su hijo; o el bien y el mal que se enfatiza en los gobernantes del  país que propician situaciones de muerte como estas.

Sin embargo, lo que se quiere afirmar es que la ética docente no es una asignatura más, que se arregla con una nota, sino que la vivencia ética precede a reflexión y que el valor moral se vive y luego se tematiza.

 En este sentido, se hace necesario analizar la capacidad de asombro afirmado como el inicio de la filosofía, pues el asombro nos permite distanciarnos de la vivencia moral para poder tematizar el valor moral.

            En efecto, la capacidad de asombro se plantea como el inicio de la filosofía. Por ello Gaarder (1997) insiste:

¿Dije ya que lo único que necesitamos para ser buenos filósofos es la capacidad de asombro? Si no lo dije, lo digo ahora: LO ÚNICO QUE NECESITAMOS PARA SER BUENOS FILÓSOFOS ES LA CAPACIDAD DE ASOMBRO. Todos los niños pequeños tienen esa capacidad. p.18

            Ahora bien, tanto Platón como Aristóteles plantean la admiración, como el inicio de la Filosofía pues el comienzo de cualquier saber es extrañarse, asombrarse, admirarse pues hace surgir la pregunta ¿porque  las cosas son como son? El que no se admira no pregunta y sin pregunta no hay respuesta y sin ello no hay saber Cfr. Ferrater Mora(2004) p. 43

            Por consiguiente, la admiración es como el heliotropismo de las plantas que buscan la luz del sol para su sustento y como el girasol lo siguen en su trayectoria; por ello también nosotros tenemos este poder de asombrarnos, maravillarnos y si se cultiva la capacidad de admiración  nos habilita para filosofar y en caso de la ética para descubrir el valor y para ello necesitamos un modelo y si este es equivocado nuestra vida se derrocha; si encuentra un buen modelo vivirá maravillado, cultivado y cultivando el asombro ante la realidad. Cfr McNabb (2012)

            De esta manera, el primer paso para la ética docente es la torsión del alma, hacer consciente el heliotropismo, nuestro poder de seguir la trayectoria del sol, como en Platón que este sol es la idea de bien, el culmen de las ideas en el Hiperuranos, de cara a nuestra vida no es otra cosa sino  recuperar la capacidad de asombro.

            Por esta razón, la capacidad de asombro que tenemos los seres humanos nos habilita, en el caso de la ética, para descubrir el valor moral. En un primer momento se busca entender que es el valor, en la  axiología el valor es lo que hace a una persona o cosa digna de aprecio, es decir el nivel axiológica supone el nivel ontológico porque el valor mira a lo interesante, a lo importante ello rompe la indiferencia del sujeto Cfr. Sanabria, J. R. (2005). p.69  y hace síntesis de lo objetivo y subjetivo.

            Ciertamente la persona es el valor moral. Pues, lo que se añade al valor con lo moral es el bien, es decir el valor moral expresa y condiciona a la persona en su realización, no quiere decir que “por una vez que maté un perro, soy el mata perros” sino que la acción libre del hombre, en campo del valor, afecta su propia estructura interna, pues la acción queda dentro del mismo hombre y por ello lo definen Cfr. Vidal M., Santidrian P. (1980) p.56
           
            En este sentido, el valor moral se vive en sus relaciones humanas en los que se realiza, humanizando o deshumanizando al hombre en sus acciones, pues moldea y configura su personalidad.

            Justamente por esto la necesidad de la educación, con ella la ética docente pues lleva a la persona del asombro al hábito.

            Desde luego, la expresión cotidiana de la ética, son las relaciones humanas por ello la actitud moral comporta como elemento necesario la tendencia dinámica hacia una perfección absoluta, es decir la realización de propio proyecto de vida, la felicidad del hombre

            En el caso de los educadores la realización del propio proyecto de vida, pasa por la realización del proyecto de vida de sus educandos, pues es su modelaje lo que despierta o adormece la capacidad de asombro. De este modo, la realización consciente de nuestras acciones, en acto educativo, lleva a congruencia entre conocer el valor, querer, amorosamente que este  valor se realice en mi existencia y mostrar este valor en mis acciones habituales.

            Como afirma  Simone N, (1993)
Educar es permitir, por medio de actos concertado, que un ser humano llegue a ser finalmente lo que es. Educar es personalizar y es humanizar. Educar es, por consiguiente, conducir a un ser consciente, libre, responsable, al mayor grado posible de lucidez y de verdad, de autonomía y de voluntad, para llenar finalmente su vida de unos bienes que  son los bienes propios de los hombres, valores ideales a través de unos actos que elijan esos bienes, que lo inscriban en la existencia de cada día p.23s

            Finalmente, mirando la ética docente, desde el educando el aprender, en ética implica conocer, querer y conducta consciente y coherente en la vida de los estudiantes pues sólo así es un  aprendizaje educativo con valores éticos, personales y sociales. Puesto que, son estos los que le confieren sentido a la vida considerada globalmente, el  amor, libertad, justicia, la solidaridad Cfr. Gastaldi, I. (1994) p.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


1.                  Gaarder J (1997) El mundo de Sofía. Ediciones Siruela. Madrid, España.
2.                  Ferrar Mora (2004), Diccionario de Filosofía, Vol III voz admiración. Editorial Ariel, Barcelona
3.                  McNabb D (2012) Canal “la fonda Filosófica”. https://www.youtube.com/watch?v=EOjyWjnxaRY
4.                  Sanabria, J. R. (2005). Ética.  México: Porrúa
5.                  Vidal M., Santidrian p. (1980)  Ética personal. Ediciones Paulinas, Madrid, España.
6.                  Gastaldi, I.1994. Educar y evangelizar en la posmodernidad.





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