Autora:
Miralyeth Chirino M.[1]
miralyeth_chirino@hotmail.com
[1]
Profesora ordinaria del Departamento de
Filosofía de la Universidad de Carabobo, Escalafón: Asistente, Dedicación:
Tiempo Completo. PEII A-1. miralyeth_chirino@hotmail.com
Resumen
La ciudadanía, es un término
que etimológicamente tiene su origen en el latín civitas, que representa
ciudad, por lo que se describe y constituye un estado en el que una persona
forma parte de una comunidad estructurada, con leyes establecidas, donde el
ciudadano tiene y asume deberes y derechos inherentes a la comunidad a la que
pertenece. Debido a la importancia del ser ciudadano se lleva a cabo la
presente disertación, donde se explica las características de la ciudadanía, y
la importancia del equilibrio entre sus elementos, así como también, basados en
la propuesta de la Unesco de Educar para la ciudadanía, se exalta la educación
como base fundamental para creación de ciudadanos del mundo, con base en la
utilización de metodologías adaptadas a los nuevos tiempos, y la fomentación de
valores, que ayuden a ser mas humano y dejar a un lado las posturas de
utilitarismo y del tener, para ir en pro de objetivos comunes, y formar un
mundo con valores de tolerancia, justicia y paz.
Palabras Claves:
Ciudadanía, Educación, Ciudadano, Justicia, Valores.
Las
posturas antropológicas describen las dimensiones del ser humano, y en la
reflexión entorno a este se desprenden numerosas ramificaciones, que producen
una introspección, a la que se refería el padre de la ética en su máxima
“Conócete a ti mismo”, enfocándose lejos de lo cosmológico, invitando al
conocimiento del hombre, y disertando el fin ultimo del mismo, que se
direcciona hacia la búsqueda de la felicidad.
Lo
anteriormente descrito nos refiere que existen a pesar de tantas diferencias y
fronteras de tipo geográfico, de referencia cultural, espiritual, y social,
entre otros. Elementos que están por encima de todo esto, mucho mas arraigados,
que forman parte de la idea de hombre abarcando toda la humanidad, que hace que
todo hombre sea nuestro hermano, como lo es ser ciudadano del mundo.
La ciudadanía, es un término que
etimológicamente tiene su origen en el latín civitas, que representa ciudad, en
griego tiene la misma raíz que ciudad, polis, y ciudadano polites. Por lo que
se describe y constituye un estado en el que una persona forma parte de una
comunidad estructurada, con leyes establecidas, donde el ciudadano tiene y
asume deberes y derechos inherentes a la comunidad a la que pertenece. Zapata
(2001) menciona, referente al ciudadano que:
Es una persona situada, en la esfera pública, y la ciudadanía es una posición alcanzada con el consentimiento y el respaldo del Estado, es decir, sin esfera pública y sin Estado, y aquí se percibe la pertinencia analítica del núcleo propuesto, la noción de ciudadanía seria simplemente inexistente. El ciudadano es, pues, la percepción estatal de la persona. Desde este prisma ciudadanía describe principalmente una relación vertical, entre una persona con las instituciones estatales. (p.7)
Como
se describe el ciudadano aparece, como una representación importante en cualquier
estado, cuya vinculación será directamente con las instituciones estatales y
entre ciudadanos, siendo parte a su vez de una comunidad internacional que
funge lejos de cualquier singularidad, por lo que se hace imprescindible,
estructurar y proyectar a la persona como ciudadano del mundo, dejando en alto
valores como la unión, la tolerancia, y la justicia, haciendo sincronía desde
las diferencias.
En
efecto, esto se desprende no solo de la importancia del ser ciudadano, sino de
la necesidad que existe y se hace palpable a medida que pasa el tiempo, de
hacer frente a retos relacionados con la actualidad que van de la mano con la
tecnología la cual, ha dado paso a la globalización, y aunque nos ha permitido
comunicarnos, también nos lleva a concientizarnos de que enfre7ntamos en la
mayoría de los casos los mismos problemas, mas allá de la comunidad a la que
pertenezcamos.
En
este contexto, se destaca que el ser ciudadano, no se puede reconocer desde
estos ámbitos históricos y actuales, como una utopía, señalando que el presente
se proyecta mas hacia el enfoque pragmatista sin dejar a un lado la esencia, es
así que la ciudadanía es un todo, un sistema que se mantiene en armonía si hay
la complementariedad de sus elementos, que pueden ser muchos, como la política,
la economía, la ética, la sociedad, la religión, la cultura, la educación, por
lo que no debe preponderar uno por encima del otro.
En
casos en los que se presentan estos desniveles, hay un desequilibrio de la
ciudadanía, como es el caso de países en crisis, un ejemplo seria Venezuela,
donde hay una ruptura muy evidente del equilibrio que debe sostener a un país,
lo cual se ha dado progresivamente por diferentes causas, pero que sin duda
alguna ha perturbado el ciudadano como tal, desde su ser hasta su hacer diario,
ya que el elemento político y económico sobresale al resto de los componentes
de la ciudadanía y a su vez como es un sistema, los afecta, disminuyendo su categoría,
y haciendo un efecto caos, que confluye en un problema de tipo moral, social,
asociado incluso a una angustia
existencial vital. Canto (2005) describe
algunos elementos de la ciudadanía tomando en cuenta los trabajos realizados
por Marshall:
En
primer lugar la idea de la construcción histórica de la ciudadanía moderna
puede ser analizada en tres dimensiones: civil, política y social. En segundo
lugar, que esas tres dimensiones o elementos se asocian con los llamados derechos
formales de ciudadanía, basados en la igualdad por pertenencia a una comunidad.
En tercer lugar, que esa ciudadanía era nacional por definición y aunque en su
génesis esos elementos se pensaran como privilegios locales (cuando la libertad se hizo universal la
ciudadanía paso de ser una institución local a una institución nacional) (p.38)
En
lo que respecta a esta postura, también describe como un cuarto elemento que la
ciudadanía se encuentra intrínsecamente
unida a los derechos humanos, y que es necesario el sentimiento y sentido de
pertenencia a la comunidad como patrimonio común, toda esta vinculación es
fundamental para que se produzca la toma de conciencia con respecto a la
búsqueda de un mejor porvenir, por medio de lo que se ha denominado la
ciudadanía mundial.
En
este mismo orden de ideas, se pude aludir a la postura que el hilo conductor y
unificador de los elementos de la ciudadanía, es sin temor a equivocarnos la
educación, la cual es la base de toda sociedad, y la formadora de ciudadanos,
por lo que se aplaude la postura sobre la “Educación ante todo”, que reconoce
la educación como una prioridad, y la base transformadora de vidas y
sociedades, así como también ayudar al fomento de la ciudadanía mundial, como
terreno prioritario de trabajo, en aras del desarrollo internacional,
considerando las nuevas tendencias educativas, para enfrentar los desafíos
mundiales emergentes. UNESCO (2016):
La
Educación para la ciudadanía mundial (ECM) es un paradigma marco en el que se
narran de forma resumida las formas en que la educación puede desarrollar los
conocimientos, competencias, valores y actitudes que los estudiantes necesitan
para garantizar un mundo más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, sostenible
y seguro.
Representa un cambio conceptual en el sentido
de que reconoce la importancia de la educación para comprender y solucionar los
problemas mundiales en sus dimensiones social, política, cultural, económica y
ambiental. Asimismo, reconoce el papel
de la educación para llegar más allá de la evolución de los conocimientos y las
competencias cognoscitivas para construir valores, competencias sociales y
actitudes entre los alumnos, que pueden facilitar la cooperación internacional
y promover la transformación social. (P.10)
En
el marco de las observaciones anteriores, tenemos que la educación para la
ciudadanía se considera como una base que más allá de los elementos cognitivos,
y el aprendizaje ayude a comprender los conflictos globales, siendo generadora
de soluciones, reconociendo la importancia de la formación de competencia, y
sobre todo valores, en los cuales se pueden destacar la justicia, y la empatía
desde la compasión, como base axiológica imprescindible para el equilibrio
social, determinadas en gran medida en la educación informal y aun mas en la
formal.
Evidentemente
no se puede visualizar la ciudadanía sin el término de justicia como parte
importante de esta, es evidente y un hecho llamativo que existe en todos los
niveles de la vida social, marcadas diferencias, donde unos tienen más que
otros, caracterizado por la organización social, lugar de nacimiento, entre
otros, siendo esto un componente de reflexión central, porque hay un
sentimiento de justicia que surge inminentemente, ante determinadas
situaciones.
La justicia viene dada en su acepción propia de
«lo justo», y como se mencionaba anteriormente en la concepción de ciudadano,
está marcada de igual forma en la armonía de las relaciones entre las personas
y las instituciones. Por lo que refleja la importancia de la justicia para la
ciudadanía, se debe garantizar que cada quien tenga lo justo, disminuir las
desigualdades y las personas desposeídas, a nivel mundial, sobre todo proporcionando herramientas como la
educación, para disminuir las diferencias.
Sobre
la base de estas consideraciones, Virtuoso (2004) refiriéndose a la Ética a
Nicómaco menciona que “La justicia es la virtud en el más cabal sentido, porque
es la practica de la virtud perfecta, y es perfecta, porque el que la posee
puede hacer uso de la virtud, con los otros y no solo consigo mismo, la
justicia busca en la relación con el otro, lo que le conviene a ese otro” (p.29),
Aristóteles también sostenía lo que llamamos, justo, debe producir felicidad,
así como mantenerla en el tiempo, mientras que Santo Tomas de Aquino describía
que la justicia es la perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho, de esta
forma manteniendo lo justo se respeta el pluralismo en todas las esferas
sociales, reconociendo al otro, sobre todo en la sociedad actual, donde
prevalece la apariencia por encima de la esencia, y se mantienen criterios de
utilidad y del tener.
Dadas
las condiciones que anteceden, no basta solamente la justicia, es necesario el
amor, se vive un cierto tipo de anestesia moral o se puede decir emocional, que conlleva a la
indiferencia, un poco marcado por los medios de comunicación y las redes
sociales que bombardean de noticias violentas y muchas veces amarillistas que
se convierten en el pan de cada día, y que hacen al ciudadano contemporáneo ver
la realidad problemática como normal, cotidiana sin producir el asombro, y mas
importante aun, la concientización, la sensibilización y el impulso de hacer
algo para cambiar o transformar ciertas realidades, ha llevado al ciudadano a la
pasividad, sin reacción alguna.
Cabe
agregar que la pasividad social es un efecto histórico, va dando origen a la
deshumanización, al dejar de sentir el sufrimiento de los demás, y es aquí
donde entra a la palestra la compasión a la que se hacia referencia
anteriormente, una palabra que tiene mucho significado, representa padecer con el otro, estar en el
bien y en el mal, con el igual, es decir, no ser indiferente ante lo que ocurre
a otras personas.
La
palabra compasión proviene del latín cumpassio traduccion de la palabra Griega
sympathia, que significa literalmente, sufrir juntos, lo que implica una
respuesta ética a diferentes situaciones de vulnerabilidad, reconociendo que
todos los seres humanos somos vulnerables y frágiles a sufrir daños, a la radical
finitud indiferentemente de cualquier característica distintiva, como lo
denomina Ricoeur paradoja de la autonomía y la vulnerabilidad, y teniendo
presente que cualquiera puede estar en alguna situación problemática en algún momento
“ colocarse en el lugar del otro” García (2007):
La compasión
es un signo constitutivo de humanidad incluso más que la racionalidad, sobre la
que tanto se ha insistido a lo largo de la Filosofía de Aristóteles.
Schopenhauer sentenciará que si somos superiores a los animales, es porque
somos capaces de apiadarnos de ellos. De ahí que la compasión sea el origen de
los sentimientos altruistas y humanitarios que, contrarrestan de un modo
natural, el egoísmo. Sin ellos la especie humana hubiera desaparecido desde
hace tiempo. (p.46)
De los anteriores planteamientos se deduce que es sumamente importante la relación de la educación con la formación del educando para la ciudadanía mundial, basada en la formación de valores como la justicia, el amor, la comprensión, la empatía, así como también la sincronía de los componentes de la ciudadanía, buscando proyectar el equilibrio mundial, desde la educación para la paz y la tolerancia mundial, en pro de un futuro que transforme realidades, con la ayuda novedosas estrategias, conceptos, metodologías educativas que garanticen los derechos humanos y la calidad educativa, destacando como fin la creación de una ciudadanía sin fronteras, con responsabilidad y de forma innovadora con objetivos comunes alcanzando un mundo inclusivo, justo y sobre todo pacifico.
Referencias
Bibliográficas
Canto
Manuel (2005) “Derecho de ciudadanía, responsabilidad del Estado”. Icaria
Editorial S.A. Barcelona, España.
García
Miguel (2007)”Pensar la Compasión”. Comillas. Madrid, España.
Virtuoso
José (2004) “Justicia Social en Venezuela. La preocupación social de la
compañía de Jesús en Venezuela 1968-1992. Fundación Centro Gumilla”. Compañía
de Jesús. Caracas, Venezuela
Zapata
Ricard (2001) “Ciudadanía, Democracia y pluralismo cultural: hacia un nuevo
contrato social”. Antrhopos Editorial. Barcelona, España.
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