MSc.Maria Alejandra Vega
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Un niño de 4 años y
un adulto están apoyados en la baranda de una piscina mirando su imagen
reflejada en el agua. Entonces el niño pregunta:
Niño:-¿Con qué ojos
me ves, con los de arriba o con los que están en el agua?
(El adulto no
entiende la pregunta y pide una explicación)
Niño: “Lo que te digo
es si tú me ves a mí en el agua o con los ojos del agua me ves a mí que estoy
afuera”
Adulto: ¿Y tú cómo me
ves a mí?
Niño: -Yo te veo en
el agua con los ojos de afuera.
Santiago (2006,6)
Este niño desde una
interrogante plantea uno de los problemas iniciales del conocimiento, descrito
por Barbera, “nadie ha podido, ni puede mirar para afuera, siempre hemos mirado
para adentro”, es que el ser humano, necesita conocer, la vida se convierte en
una interrogante constante. De esta manera, la búsqueda de la verdad no es un
trabajo, es una necesidad vital, no se puede ser neutro ante el mundo que les
rodea (Barbera, 2013,6).
Este preguntarse por
qué las cosas son como son la hemos perdido los adultos, aceptando las cosas
más enigmáticas de la vida como parte de la cotidianidad, muchos ni siquiera
han vivido la experiencia de asombrarse o de buscar los significados de su experiencia,
convirtiéndose en ejemplos de aceptación pasiva de los niños que aceptan esos
modelos como patrones de conducta. En este orden, cabe preguntarnos cómo la
escuela aborda estas interrogantes que permiten fortalecer el verdadero sentido
de vida de la infancia.
Es que
los niños están en constante contemplación de su mundo, siempre quieren saber
el propósito de todo, el origen de las cosas y los misterios presentes en cada
una de las interrogantes. Tienen una necesidad de comprensión de la totalidad,
por eso intentan buscar respuestas totales, es ese sentido de asombro, de
maravilla ante la realidad hace que los niños se pregunten “no solamente sobre
sí mismos sino sobre el mundo, ¿de dónde vino el mundo? ¿cómo llegó a ser como
es? ¿hasta qué punto somos responsables de él?, y si no lo somos ¿quién lo es?”
(Lipman, p 90).
Esta
disertación es un ejercicio de problematización que he estado realizando como
docente, antes de incursionar en lo que
ha sido la filosofía vengo de otras disciplinas relacionadas con el lenguaje,
con la cultura. Es que a medida que va pasando el tiempo uno se va dando cuenta
que el discurso del lenguaje fragmentado por la ciencia nos va alejando de la
totalidad cuando uno va aplicando la práctica de filosofar, está en una
constante problematización de la realidad, va ampliando la óptica, además nos
hace autoreflexionar sobre las prácticas pedagógicas que uno ha venido
realizando y cómo se ha abordado el
pensamiento de ls estudiantes a lo largo de la experiencia en l salones de clases.
Primeramente,
hablaré de la importancia del recorrido que hace un docente en búsqueda de su pensamiento,
se cuestiina sobre donde han quedado las preguntas que constantemente nos vemos
alcanzados por la razón humana, interrogantes “que no se pueden rechazar por
proceder de ella misma (son cotidianas, por así decirlo) pero a las que no
puede responder, porque sobrepasan toda sus facultades, porque son
extraordinarias”(Kant). Es que la filosofía no nace de un impulso espontáneo,
sino es una interrupción de lo cotidiano,
en el que se nos imponen cosasque nos llevan a detenernos,a problematizar.
Para
la filosofía, ese afán de saber parte
de una admiración, un paso previo al conocimiento que mantiene al ser humano en
un extrañamiento primero de la “perplejidad” y hace que el asombro, tomé un
carácter de arjé para sostener la actividad filosófica. En referencia al
asombro, Platón expresó: “Eso que llamamos admiración es muy característico del
filosofo. Este y no otro, efectivamente es el origen de la filosofía” (Teeteto,
155d)
Dentro
de ese encontrarse, y como resultado de la racionalidad, el ser humano necesita
“hacerse” y “realizarse”, tanto en lo personal como en lo social, y esto lo
logra desde la educación, por eso es fundamental, un estudiante como sujeto y
agente, en el que más que acumular contenidos aprenda a pensar por sí mismo. Pensar
en el docente desde laautoreflexión, nos lleva al modo de cómo ha procurado
dirigir su razón, ante esto, Descartes (2006) expresa desde su experiencia “mi
propósito, no es el de enseñar aquí el método que cada cual ha de seguir para
dirigir bien su razón, sino sólo de exponer como por mí mismo he procurado
conducir la mía” (p 41). Este ejercicio
del intelecto no requiere de capacidades extraordinarias sino de una práctica
ardua, en este caso en Descartes “para pensar es preciso ser” y por eso es importante
hallar en sí mismo la certeza de nuestra
razón
El
docente debe retomar un método en el que se aprenda en comunidad, un espacio en
el que se recobren los sentidos del aprender de sí mismo y de la realidad.
Dentro de esta disertación, se retoma el método mayéutico o dialéctico, como un
camino racional, en el que la habilidad de las interrogaciones cultivadas por
el maestro, hace encontrar en el estudiante lo que ellos mismos tienen en el
espíritu, dándolos a la luz de su propio conocimiento, tal como lo expresa Platón
(2002)
“Yo soy nada más un
luchador por la sabiduría, y ya me suele la gente echar en cara que no hago
sino preguntar, sin descubrir nada sabio, porque me dicen que no sé nada. Los
que conmigo hablan, al pronto parece que no saben nada; pero en la conversación
dan a luz cosas sorprendentes, gracias a un arte la mayéutica en la que yo y
algún dios tenemos parte.”
Desde
el preguntar bien, se descubre la verdad que está dormida en la mente de cada
estudiante y seaproxima a la razón que existe por sí misma. Es una guía parallevar
el pensamiento, tal como lo expresa Sócrates,es el emerger a la luz la verdad
que se produce en la razón humana, “Yo no sé nada y soy estéril y te estoy
sirviendo de partera – le dice a Teeteto- y por eso hago también encantamientos
hasta para que des a luz tu idea” (Platón 2003). En comparación con esa
partera, el docente debe hacer conciencia de su papel como acompañante en el
filosofar de sus estudiantes, hacer de la práctica educativa un constante
estímulo para que el “asombro, la curiosidad, el cuestionamiento, la búsqueda
de sentido, la reflexión, la creación de conceptos” sean los pilares de su
quehacer educativo.
Repensarnos, conducir
nuestros pensamientos, el docente debe reflexionar sobre la manera cómo conduce
su pensamiento, la manera cómo forma su razón, por eso el docente debe buscar
las herramientas necesarias para hacerlo una práctica, y una de estas es el
diálogo interno constante, el problematizarnos de lo que nos ocurre y debe
comunicarse a los niños en los espacios educativos y que a través del quehacer
filosófico permita relacionar todas las disciplinas.
Cabe
preguntarnos, si somosreproductores de un modelo de educación bancaria, en el
que él se ahoga el pensamiento del estudiante o estamos conscientes de la
importancia de hacer emerger el Ser presente en cada uno, ante esto nos
preguntamos, ¿cuál es el método que la escuela ha perdido?, ¿cómo estamos
educando?,¿qué es estar completamente educado?,
y ¿cómo la filosofía es un aporte en este camino?
La filosofía para
niños como aporte a una educación fragmentada
Ciertamente, la
escuela es un espacio que ha estado en constante crisis, como reproductora de
una visión industrial ha logrado que el ser humano vaya perdiendo esa capacidad
de detenerse a lo que sucede en el mundo, a preguntarse, a interrumpir eso que
lo ocurre a diario que simplemente es esa rutina que lo aborda, tal como lo
expresa (Rubiano, 2013)
“En la cotidianidad
de la escuela son muy pocos los contenidos a en que se abordan, además, se deja
arrinconada la vida real y concreta que el estudiante lleva a cuesta en su
hogar, su comunidad y su propia escuela. Se transmiten los “conocimientos” como
un cúmulo de fórmulas vacías que la escuela pretende imponer mediante una
educación verbalista y libresca” (p, 150)
Uno de los grandes problemas
de la educación es la falta de unidad en la experiencia educativa infantil, los
niños sentados en sus pupitres, inundados por una gran cantidad de
información irrelevante y desconectada de
su vida. Están frente a una serie de presentaciones especializadas sin
conexión, esa parcelación del día escolar refleja la fragmentación de la
experiencia, ya sea en la escuela o fuera de ella, que caracteriza la vida
moderna.
Las disciplinas se aíslan,
perdiendo la pista a sus relaciones con la totalidad del conocimiento humano, la
constante imitación a las áreas técnicas ha dejado a un lado los aspectos
filosóficos que una vez las integraron, como la ética, la lógica, la estética y
la epistemología porque considerarlos
polémicos en muchos casos, es imposible resolver mientras las
disciplinas sigan viéndose como un conjunto de materias que hay que aprender en
lugar de lenguajes en el que los alumnos deben aprender a pensar.
Pr
estas razones, uno de los metds planteados es el de la Filosofía para niños, cm
una idea de repensar ese curriculum fragmentado y comenzar a comprender qué
significa pensar en una disciplina. Es el ejercicio de sacar a la luz todas las
habilidades de razonamiento de las asignaturas, y así convertir el aula en un
“espacio para razonar, investigar, autoevaluarse, hasta convertirse en una
comunidad, en la que los maestros fomenten la reflexión y se impliquen en ella
(21). Precisamente, una de las propuestas desde la filosofía para niños es
convertir las aulas de clases en comunidades
de investigación, fomentar la práctica de convertirla en “una comunidad
reflexiva que piense en las disciplinas que existen sobre el mundo y en el
pensamiento sobre el mundo”. (Lipman,1992 ).
Es
fundamental potenciar las actitudes filosóficas espontáneas en los niños para
que se desarrollen, no se trata de introducir algo extraño, sino de acompañarlos en el emerger de
algo que ellos generan, “Los niños
necesitan ver el docente como estímulo para sus propios pensamientos y
curiosidad, y no como alguien cuya tarea es revelar los secretos y misterios”
(Sharp y Splitter, 1996).
Por eso
es fundamental que el docente crea en
las capacidades reflexivas que tiene el estudiante, para así darle la
posibilidad de desarrollarla. Desde la propuesta sostenida por Lipman (1992) la
educación es atravesada por una determinada perspectiva filosófica que propone
que “participen en una actividad dialógica, que filosofen, que puedan plantear
de un modo filosófico sus propios problemas”
Desde
la filosofía para niños los niños
piensan con inducciones y deducciones mucho antes de que empiecen a utilizar el
lenguaje, nos preguntamos ¿cuándo empieza el niño a razonar filosóficamente? La
actividad filosófica implica el razonamiento, no todo el que razona está
involucrado en la actividad filosófica, por eso desde este método los niños
empiezan a preguntar ¿por qué? Desde ahí es que los niños quieran saber
constantemente lo que queremos decir, cuando utilizamos este término o aquel
otro: le interesa no sólo las palabras en sí misma, sino las creencias que
empapan esas palabras.
Otro
aspecto, es el desarrollo de la dimensión ética en el aula, un planteamiento
filosófico de la ética es aquel que insiste en el método de la investigación
ética más que en las reglas morales específicas de un grupo concreto de
adultos, razonen lógicamente sobre cuestiones a las que se puede aplicar la
lógica sea de gran ayuda para la solución de problemas humanos.
Una
de las formas de descubrir el significado son las conexiones. Si se puede
ayudar al niño a descubrir las relaciones entre las partes y el todo que se da
en su experiencia, se le puede ayudar a encontrarle el significado de las
experiencias asiladas. Otra manera es el desarrollo del hábito de tener la
posibilidad de que la negación de que lo que está diciendo sea cierta, la
negación de jugar es no jugar. Los niños que trabajan estas nociones empiezan a
darse cuenta de que cuando se ponen en orden los pensamientos y sus negaciones,
empiezan a exhibir un modelo de alternativas.
Otro
aspecto para abordar el significado en el aula, es el descubrir las
incoherencias, cuando nos damos cuenta de que hemos estado pensado de una
manera negligente, nos puede hacer gracia o nos puede avergonzar, pero no se debería animar a los niños a ser
incoherentes en sus razonamientos, como tampoco se les anima a sumar y restar
de forma incorrecta. Para estos ejercicios, se propone la lógica porque nos da
las reglas que debemos seguir si queremos pensar bien, una de estas es la
coherencia, recalcando la importancia de ser coherentes al pensar, hablar y
actuar. El pensamiento lógico sólo puede estimular por medio de la actividad
creatividad y a la inversa, que la creatividad puede ser explorada con el
desarrollo de la capacidad lógica.
Si
el día escolar, estuviera lleno de relaciones parte-td significativas y si los
profesores en su enseñanza prestaran una atención especial que guardan los
fragmentos del conocimiento con el contexto más amplio de la experiencia de un
niño, los niños entre los dos y los
siete años continuarían fortaleciendo su habilidad en el manejo de relaciones
parte-todo en vez de disminuir por la obsesión por los detalles que conduce a
la carencia de la organización global
La
aplicación de la filosofía en el aula debe hacerse sin prejuicios sobre la
curiosidad y la disponibilidad para la discusión sobre los procesos
cosmológicos, éticos, epistemológicos y otros temas. Por eso, es fundamental
que los docentes repiensen el orden de las materiales y las disciplinas según
la secuenciación racional de las etapas de los niños, es así como la filosofía
“forma un ángulo recto con las otras disciplinas, como la trama y la urdimbre,
se entregan para producir un tejido sin costuras”.
La filosofía en el aula se
debe ver como un contrapeso a la superespecialización pasarle el peso a los
docentes que no han recibido una formación adecuada para plantear las preguntas
más generales ni para ver las continuidades entre las disciplinas. Si
permitiéramos que la filosofía para niños sirviera de paradigma educativo, es
demostrando que la adquisición de habilidades y el desarrollo conceptual podrían
darse juntos.
Referencias
Descartes,
R. (2006). Discurso del Método.
Meditaciones Metafísicas. Madrid: Editorial Espasa Caspe, S.A.
Lipman,
M; Sharp, A y Oscanyan, F. (1992). Filosofía
en el aula. Madrid: Ediciones de la Torre
Platón
(2002). Diálogos. Madrid: Gredos
Platón.
(2003). Teeteto. Madrid: Editorial
Biblioteca Nueva, S.L.
Santiago,
G. (2006). Filosofía con los más
pequeños. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas
Sharp,
A y Splitter, L. (1996). La otra educación. Buenos Aires: Manantial
Ponencia presentada en la IV Jornada de Filosofía. La filosofía y la Profesión Docente en FACE, UC
ResponderBorrarDesde mi enfoque filosófico lo señalado en el articulo tiene mucho sentido y expresa la realidad, evaluando desde lo mas elemental o sencillo hasta lo mas producido... todo evento filosófico tiene un porque y para que solo que estamos acostumbrados a regirnos o a guiarnos por lo que hacen los demás sin mirar o analizar el asunto mas a fondo. vivimos en un paradigma en donde hacemos lo que dicen los superiores y en muy pocas ocasiones elevamos nuestros conocimientos en relación a la temática empírica e epistemica. dejando e lado lo importante d la filosofía que es viajar mas allá llegar a lo desconocido y hallar la razón y el porque de cada cosa llevándolo así desde lo mas simple a lo mas complejo para lograr un desarrollo armónico del individuo, muy importante explorar la filosofía desde que somos niños, es inculcar la filosofía y su importancia como un valor mas de cada individuo...
ResponderBorrarAnais Ramirez
C.I: 24.458.648
Seccion: 13 Compromiso Docente