domingo, 5 de marzo de 2017

LA PROBLEMÁTICA DEL SUJETO EN LA HERMENÉUTICA DE HANS - GEORG GADAMER





Dr. José Tadeo Morales


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RESUMEN

Desarrollar una aproximación al sujeto desde  la filosofia de Gadamer es realmente un reto. Hablar hoy sobre el sujeto pareciera caer en la filosofía de Heidegger por cuanto este tema (sobre el sujeto) “pudiera haber caído en el olvido”. El decreto de su muerte por  los llamados posmodernos cuestiona, porque, volviendo nuevamente a Heidegger, la pregunta condiciona la respuesta; el que pregunta ya tiene un prejuicio sobre la respuesta. En la actualidad, no se sabe si ha muerto o por el contrario, ha resucitado. No se trata del sueño de la autoconciencia de la modernidad. Preguntarse nuevamente por el sujeto, es reconocer algo o alguien que no satisfizo los planteamientos anteriores de la modernidad y posmodernidad. La hermenéutica como tal, siempre buscará ir más allá. Ciertamente, el problema del conocimiento siempre ha sido, para algunos,  la discusión sobre la relación de un sujeto cognoscente frente a un objeto cognoscido. Por otra parte, la lucha por la cientificidad obligó a distanciarse uno del otro, quienes partieron por la vía del objeto desarrollaron las ciencias aplicadas pero, en otro lado quedaron los aspectos de las ciencias del espíritu para los empeñados en el sujeto. Si se desea indagar sobre el mundo interior o del sujeto el camino es la hermenéutica, desde su perspectiva filosófica es buscar la comprensión del “logos interior”. Gadamer asume de su maestro Heidegger: el ser es tiempo, el lenguaje es la casa del ser y el hombre su pastor.  Desde aquí  se visualiza rápidamente el planteamiento sobre el sujeto, Gadamer desde la historicidad le da un planteamiento científico y lo extrae del subjetivismo heideggeriano;   no obstante, vuelve y hace un giro hacia el lenguaje como centro del asunto, el sujeto es lenguaje y lo que se desea comprender es el lenguaje y todas sus manifestaciones.  El punto clave del lenguaje no es ser lenguaje para sí sino para el diálogo.

Palabras claves: Hermenéutica, sujeto, diálogo, logos, ciencias del espíritu.

  

INTRODUCCIÓN

     Las siguientes líneas  quieren, sencillamente,  explicar, en alguna manera, uno de los puntos centrales de la filosofia de Hans G. Gadamer (1900 – 2002), es un acto comprometedor por la calidad de la profundidad  y el empeño en la temática ejercida por dicho autor. Mucho se ha comentado sobre lo avasallante del pensamiento del mismo, su amplitud filosófica sirve, en  algunos, de sustento para una revisión exhaustiva  del significado de cultura occidental. Por si fuese poco, hay todo un recorrido,  ya que Gadamer vivió la plenitud del pensamiento moderno, el auge definitivo de las ciencias fácticas, la primera y segunda guerra mundial, los conflictos políticos, todo el bloque socialista oriental y el bloque capitalista, la caída del muro de Berlín, los grandes conflictos del siglo XX, las guerras de Corea y Vietnam, el hombre en la luna, el mayo francés, el auge de la posmodernidad. Gadamer pudo plantearse el problema de toda la cultura y estar,  en primera fila, para ver el fin del milenio y el inicio del siglo XXI.

    Interesantes son, entonces, las referencias hechas sobre él frente a su obra magna: Verdad y Método; por cuanto, ya contaba con 60 años, no obstante continuó con su trabajo incluso, refieren unos artículos de prensa, que trabajó prácticamente hasta el final de sus días entablando discusiones con renombrados filósofos contemporáneos.

    Por supuesto, desarrollar algunos elementos sobre la filosofia de Gadamer, requiere un acercarse a la filosofía  hermenéutica,  este planteamiento siempre debe aclararse, este es el esfuerzo de estas líneas, la hermenéutica asumida más allá del método. No puede analizarse a Gadamer sin tomar en cuenta que su filosofía tiene dos sustentos interesantes, Husserl y Heidegger. Ambos influyen en él, de manera relevante pero, al  segundo le  considerado su “maestro”; sin embargo, fue alumno de los dos. De esto, se deduce la continuidad en el pensamiento y  mantiene cierta configuración lógica: el problema de Husserl con la fenomenología, Heidegger apunta la fenomenología hacia el ser y Gadamer desarrolla un estudio de aproximación a la búsqueda de sentido con la hermenéutica.

     Lo interesante en Gadamer es su actitud siempre hacia lo humano en cuanto un estudio permanente del pensamiento griego y una reivindicación de lo clásico. Por ello, su perspectiva humanista y su formación hacia el mundo griego, caso importante su trabajo  Verdad y Método donde analiza el arte con un carácter de cientificidad, aunque el problema fundamental es la búsqueda de sentido; por tanto el problema humano está al centro del asunto.

EL ACERCAMIENTO A LA HERMENÉUTICA

   Frente a la hermenéutica muchas cosas se dicen, posiblemente, se dirán y se mantendrán afirmaciones a favor y en contra, como lo indican todos los estudiosos, hermenéutica viene del griego hermenéia y del latín sermo, planteada en los inicios desde el punto de la claridad del lenguaje; ligada a Hermes el mensajero de los dioses hijo de Zeus. Lo característico del asunto es la permanente referencia al lenguaje mantenida por siempre, de tal forma que, la hermenéutica llega a ser planteada como el justo arte de la interpretación. No se trata simplemente de la interpretación en cuanto tal, no es una traducción o un intercambio de términos, es ir más allá y llegar a la comprensión de...

     Un aspecto de trascendencia lo desarrolla el autor Schleiermacher, su planteamiento hermenéutico es buscar evitar el malentendido, de esta forma el diálogo se convierte para la hermenéutica en un punto central. Gadamer apuntará al habérselas con las cosas, el estar frente con una actitud comprensiva. Se da entonces, una especie de disposición interior y un arrojarse con coraje fuera de sí para intentar comprender y entender lo manifiesto por el otro.

      Si algo es clave en la hermenéutica es esa actitud de comprender y no emprender nada contra, por el contrario, como lo establece Husserl, volver a las cosas mismas. Gadamer va mucho más allá, iniciando con Dilthey,  quien se dirige hacia el estudio de la vida como punto clave, el giro es el de la vida (donde se es ahí), las ciencias del espíritu analizan el ser interior del hombre y además la vivencia, el ser ahí, no desde una ciencia positiva donde el aspecto fundamental es el del objeto y su acceder a la realidad es el método, por ello emprende una discusión contra el método imperante y desarrolla su famosa obra: Verdad y Método,  según Ramos el programa de la hermenéutica de Gadamer se establece desde los siguientes puntos:
1.- Su investigación tiene un carácter filosófico, y no metodológico. No trata de fijar las normas del proceso interpretativo, sino sacar a la luz las estructuras trascendentes del comprender, es decir, clarificar el modo de ser del fenómeno interpretativo. Como Kant con la ciencia, Gadamer se propone suscitar el debate filosófico respecto a las condiciones de posibilidad de la comprensión, responder al cómo es posible el comprender.
2.- Gadamer se intenta demostrar que la hermenéutica se refiere a algo que concierne a la existencia en su totalidad, ya que la comprensión es un modo de ser de la existencia  misma como tal, y no una de tantas actitudes posibles del sujeto.
3.- La experiencia del comprender es irreductible al método del pensamiento científico moderno, que busca un saber exacto y objetivo, fruto de la investigación de un objeto por un sujeto neutral, es decir ajeno a cualquier experiencia existencial. Así, el título de  su obra, muestra una relación de tensión ente dos términos: el método científico es insuficiente para explicar el comprender  propio de las ciencias del espíritu. Frente a las pretensiones de universalidad propia de las ciencias, Gadamer cree poder demostrar zonas de verdad fuera del área científica, y fundamentalmente para el hombre. Obviamente estas zonas de verdad coinciden con la comprensión del hombre[1].

      La cita hace una referencia muy importante al programa de Gadamer, tal vez, algunas de las consideraciones no son aclaradas  del todo, hay las sospechas  en cuanto al autor de asumir una postura crítica frente a la intención de la ciencia de querer  demostrar y la perspectiva de la hermenéutica es la de “mostrar”, ello deriva del aspecto fenomenológico. La actitud hermenéutica no es demostrativa y mucho menos fundamentalista, es comprender para interpretar no hay una búsqueda que lleve a la demostración, es querer  volver a las cosas mismas y habérselas con ellas, es una acción dialogante; por ello, el lenguaje surge  como hilo conductor. Esta postura es  interesante, no hay un querer demostrar y fundamentar desde el punto de vista de las ciencias de la modernidad  como la actitud positiva de asumir demostraciones, la hermenéutica se sumerge en una actitud de “sabiduría” para intentar comprender e interpretar el cómo la realidad se manifiesta, sin asumir un estado demostrativo.


ENTRE LA VERDAD Y EL MÉTODO

      Es importante el significado de Verdad o Método, la discusión lo desarrolla Gadamer frente al problema de las ciencias fácticas o naturales y las ciencias del espíritu. Rápidamente es posible hacer las distinciones pertinentes; tal vez, no es el problema de la ciencia como metodología frente a las distintas propuestas del conocimiento, la problemática radica en dónde poner el acento frente a la antigua relación objeto – sujeto, sujeto cognoscente y objeto cognoscido. Donde se diera el énfasis,  allí  estaría la potencia del conocimiento; si el acento se plantea en el objeto, la vía expedita son las ciencias naturales y el método científico, especialmente el positivismo, se asume la res extensa, la materialidad, la cosa. Por otro lado, si el problema es del sujeto se hace un viraje de ciento ochenta grados, entonces la reflexión y la conciencia son los caminos, en términos cartesianos, la res cogitans. A pesar del intento kantiano de encontrar una vía de diálogo entre el empirismo y el racionalismo,  no obstante la problemática del método se convierte en algo atractivo, fundamentalmente cuando se quiere darle prioridad al elemento ciencia. 

      Gadamer, frente al problema metodológico lo que intenta, en primera instancia, es darle la categoría de ciencia a las ciencias del espíritu. Continuando con la hermenéutica iniciada por su maestro Heidegger del ser ahí,  lo amplia desde el problema histórico como punto de desarrollo para la objetividad del ser, es importante destacar la famosa frase: el ser es tiempo. La analítica existenciaria no podría reducirse a un psicologismo, no se puede desarrollar como simple reflexión, la búsqueda de sentido debería profundizarse  y analizarse desde la objetividad. De esta forma, aclara su perspectiva entre la hermenéutica como fruto, como el resultado de un camino recorrido y como filosofía, la primera es importante pero, Gadamer emprende el estudio para hacer filosofía desde la hermenéutica.
No existe un método hermenéutico. Todos los métodos descubiertos por las ciencias pueden dar frutos hermenéuticos, si se aplican correctamente…
La hermenéutica no significa tanto un procedimiento cuanto la actitud del ser humano que quiere entender a otro o que como oyente o lector quiere entender una manifestación verbal.  Siempre es, entender a un ser humano, entender este texto concreto. Un intérprete que domina todos los métodos de la ciencia sólo los aplicará para hacer posible la experiencia del poema para su mejor comprensión…. (Gadamer, 1999, p. 149).

       El problema fundamental  desatado por el autor es la discusión entre qué es ciencia, como se puede obtener el conocimiento científico por una vía que no sea el método utilizado por los positivistas, desde estas perspectivas Gadamer puede considerarse posmoderno, lo primero en desarrollar es sencillamente buscar una forma de interpretar la “realidad” no desde el objeto, sino desde el sujeto.

       Es bueno hacer un alto en el camino y establecer ciertas consideraciones que pueden aclarar la situación expuesta por Gadamer, el problema de conocimiento es uno de los más comprometedores en el campo filosófico, es de tal magnitud que se dice mucho y es posible se avance poco.  Hasta ahora el problema del conocimiento es una relación de dos realidades, aparentemente, separadas: la res cogitans y la res extensa, desde Kant se enmarcan en dos mundos el del sujeto y del objeto, de allí toda la discusión moderna sobre el conocimiento, inclusive la tensionalidad dada entre una y otra generan las distintas corrientes sobre el conocimiento.  Con la aparición del método científico el asunto se hace más controversial, porque frente a un idealismo absoluto como el de Hegel, el positivismo sale como herramienta de la absoluta realidad: la del objeto, y desde aquí se genera la gran discusión, inclusive todavía se mantiene en muchos centros de investigación la discusión sobre cual metodología es la más apropiada si la cualitativa o la cuantitativa, pareciera que la controversia continua, cual de los dos tienen mayor peso: el mundo del objeto o el mundo del sujeto.

    Unas de las tareas pendientes es la de superar la situación entre dos realidades distintas: mundo del sujeto versus mundo del objeto. Tal vez la postura sea de trascender, por lo que la hermenéutica permite comprender nuevas racionalidades y reinterpretar el mundo, la vida y la esencia. No se trata de un problema de método Gadamer (1999) va mucho más allá, él lo explica con su propio verbo:
La hermenéutica no significa tanto un procedimiento cuanto una actitud del ser humano que quiere entender a otro que como oyente o lector quiere entender una manifestación verbal. Siempre es, pues: entender a un ser humano… (p. 149).

     De esta forma, la hermenéutica trasciende cualquier problema en torno a la ciencia, cabe destacar que ciencia proviene del latín scire: su significado es conocimiento, en la actualidad conocimiento es conocimiento no importando cómo se genere; de esta forma,  el problema del comprender supera cualquier metodología, apunta al ser humano en cuanto tal, es una dimensión característica del ser humano que se ubica en el ahí frente al otro en actitud de querer entender cualquier manifestación de trascendencia como alteridad. De este modo, la actitud comprensiva es una manera de ser, de ser ahí. En este sentido, hay una acción de trascendencia del que asume esta actitud comprensiva para querer entender al otro. Esta es la auténtica clave hermenéutica, la búsqueda de sentido, el encontrarse con el ser ahí de la alteridad y ejercer la dialéctica del encuentro entre realidades y humanus. Aquí es clave lo planteado por su maestro Heidegger: “El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre” [2]. Lo planteado por el maestro de Gadamer es un punto clave, si de diálogo y encuentro intersubjetivo se trata, aquí hay un fundamento para todo lo referente a la relación humano-humano, el diálogo se convierte en encuentro de ser.

     Lo anterior  permite inicia unas perspectivas par ir dilucidando el problema del “sujeto”,  hasta la modernidad el problema fundamental era la disquisición entre dos realidades, el mundo del objeto frente al mundo del sujeto,  el encuentro era simplemente eso, una relación y dos posturas separadas, desde Heidegger hay un reencuentro, ser en el mundo, mundaneidad e intramundaneidad, como lo establece Gutiérrez (2002):
Para Heidegger, como es sabido, el ser humano deja de ser visto como una instancia puntual que en la aislada y oscura intimidad de la introspección se fundamenta a sí misma: el ser humano es un ahí, como apertura del ser, como entorno de orientación actuante en el que diariamente nos movemos andando en lo que andamos. Ese entorno es mundo, no como suma de objetos sino como ámbito de todo aquello con lo que tenemos que ver en nuestro andar en algo, de aquello de lo que cuidamos cuidando nuestro propio ser (p. 178).

      Desde este particular la separación entre sujeto y objeto se integran en el mundo, no como colección, es ser en y ser con. Por otra parte se supera el aspecto de entre las cosas, no se trata de ubicarse frente a cosas, se trata de una relación con las cosas y fundamentalmente con la alteridad, esta es la realidad. Del encuentro con la alteridad, inmediatamente, surge el diálogo; por su puesto, con la actitud de comprender las manifestaciones del otro.

       No obstante, es muy importante establecer el “prejuicio”, no entendido como algo negativo, sino como lo que lleva el sujeto al encontrarse con la alteridad. Para Gadamer e incluso Heidegger, no es una experiencia en el vacío, al encuentro y diálogo no se va con una venda en los ojos, no es a ciegas, esto es muy importante resaltar: la actitud de comprensión surge desde la propia experiencia, desde el sí mismo; lo importante es que lo traído, por parte de uno,  no es para imponer formas a prioris al otro. Dialogar es intentar una epifanía de lo propio para comprender lo propio de la alteridad, afirmando: “la interpretación empieza siempre con conceptos previos que tendrán que ser sustituidos por otros más adecuados” (Gadamer, 2005, p. 333). Puede asumirse como un ir madurando y mejorando la concepción que se tiene del otro, esto es realmente significativo; de manera clave, cuando de diálogo se trata, el ir superando el lenguaje inicial  e intentar adecuar de la mejor manera los nuevos elementos incorporados por el otro.

       Lo importante de los planteamientos de Gadamer es su preocupación por el esfuerzo de “comprender”,  el otro aspecto es la búsqueda de sentido. Ciertamente, a la hermenéutica se la acusa, no sin fundamento de idealismo, siempre hay un previo. En la actualidad esto puede ser superado por cuanto es imposible partir de la nada, siempre habrá un punto inicial, es imposible partir de la nada y como se refería anteriormente, algo se trae en su ipseidad, no se niega la inmanencia por que, muy a pesar de todo, el humanos también en su ser-ahí es inmanente.

     Pasando la página y volviendo al contexto del sujeto en la actualidad, es bueno plantearse nuevamente el problema del comprender desde la perspectiva posmoderna: ¿qué pensar frente a la muerte del sujeto y el fin de la historia?. Ciertamente algo de verdad debe haber, algunos argumentos deben admitirse al momento de plantearse estas preguntas, pudiéramos establecer algunas conjeturas, por ejemplo: ¿si el sujeto no ha muerto del todo, qué sobrevive al planteamiento posmoderno? ¿Ha sobrevivido, o es una resurrección con otros elementos distintos al de los de la  modernidad? Tal vez, el problema es porque en realidad nunca murió. Por otra parte se  sigue el planteamiento de las historia como el hacer del sujeto, tampoco es posible que esta muera. Nuevamente, el fundamento del asunto es volver al punto central: lo humano. Esta es la consideración permanente y la preocupación  en torno a toda la problemática envuelta en términos de sujeto. La discusión se centra en la actualidad en la comprensión del significado de humano, no es simplemente una perspectiva antropológica, es tratar desde la hermenéutica intentar comprender lo incomprendido, lo humano y el sentido que ahora se asume como el punto central. Morín (1999) ve la necesidad de una interpretación de lo humano desde una perspectiva compleja y no como reduccionismo por ello asume el reto y compromete su definición:
El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social, histórico, es esta la unidad compleja de la naturaleza humana la que está completamente desintegrada en la educación a través de las disciplinas y que imposibilita aprender lo que significa ser humano.

       Desde este contexto, la hermenéutica cobra muchas más relevancia, los elementos temáticos siempre discordantes, llenos de borrosidad y penumbra afloran nuevamente, ya no se trata de un simple problema entre sujeto-objeto, se trata de una realidad trascendente y trascendental, la pregunta por lo humano, desde aquí arranca nuevamente la comprensión. Por tanto, el lenguaje se convierte nuevamente en el hilo conductor, arrojados a la existencia; sin embargo, no hacia el vacío. 

Para Concluir: la problemática sobre el sujeto ahora se reapertura, no como sujeto sino como humanus. Este término indica  trascendencia de la modernidad y la posmodernidad,  asume el reto de la “integralidad”; ahora bien, al parecer es en el lenguaje donde confluyen lo uno y lo diverso, lo simple y lo complejo, lo claro y lo borroso. Desde esta perspectiva el lenguaje se mantiene como hilo conductor y fundamento de estudio para acceder a la comprensión de lo humano, de hecho como lo refiere Gadamer, referenciado por Sáez (2003): La experiencia hermenéutica, en efecto, es consubstancialmente una experiencia lingüística... Nosotros no hablamos sólo el lenguaje, hablamos desde el lenguaje (p. 226).

Por último el problema de lo humano es un problema abierto, siempre novedoso y generador de compromisos. El asunto no es el conceptualizar al humano como una idea al estilo Platón o cualquier otra representación mental emanada de una postura gnoseológico o en todo caso psicológica, el reto es la permanente apertura a la comprensión de un “alguien” que no es cosa. Si el ser es tiempo, el lenguaje la casa del ser y el humano su pastor, comprender la realidad humano se convierte en un compromiso permanente.

             
           
BIBLIOGRAFÍA

GADAMER Hans-Georg (2005). Verdad y Método.  Ediciones  Sígueme. Salamanca. España.

GADAMER Hans-Georg (1999). ¿Quén soy yo y quién eres tú? Editorial Herder. Barcelona. España.

GUTIÉRREZ Carlos (2002). Temas de Filosofía hermenéutica. Conferencias y ensayos. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.  Colombia.

HEIDEGGER Martín. Carta sobre el Humanismo. Traducción de Corté Helena y Arturo Leyte (2000). Alianza Editoria. Archivo Pdf. bajado en Internet.


MORÍN Edgar (1999). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Organización  de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y Cultura.

SÁEZ R. Luis (2003). Movimientos filosóficos actuales. Editorial Trotta. Madrid. España.






[2] Heidegger Martín, Carta sobre el humanismo. Traducción de Helena Cortés y Arturo Leyte (2000), Alianza Editorial. 

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