martes, 14 de marzo de 2017

SENTIDO EN EL QUE SE VIVE LA TOLERANCIA EN EL MUNDO DE VIDA POPULAR VENEZOLANO





Msc. Franklin León

franklinleonr@hotmail.com


"La superación del pecado es la superación de la justicia moral abstracta".
Feuerbach (Esencia del Cristianisrno). 




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Este artículo es una invitación a visitar la casa del pueblo y comprender la vida que acaece dentro de ella. La casa, todo un mundo viviente, es habitada por la mayoría de las personas populares venezolanas. Es ese gran espacio relacional vivo en el que la gente vive su vida, le da sentido a su existencia y comparte los mismos códigos significativos fundamentales. Según las investigaciones hechas por el Centro de Investigaciones Populares, dirigidas por Alejandro Moreno, en las cuales he participado como investigador activo, afirmamos que hay un sentido en el que se vive y se valora en Venezuela, perteneciente al común del Pueblo. Sólo las élites intelectuales, políticas, religiosas, tratan de vivir su vida desde otra concepción del mundo distinta a la del pueblo, aunque en él se formaron. Para esta distinción de mundos de vida remito a la obra de Moreno: el aro y la trama[1]. Sólo me limito a profundizar la valoración que hacemos los venezolanos en nuestro discurrir diario, para hacer entender la posibilidad cultural de la tolerancia, que al fin y al cabo es un valor.

Las conclusiones que a continuación expreso surgen desde la investigación convivida desde una historia de vida[2]. Durante doce meses me dediqué a analizar desde la vida hecha investigación los significados actuantes y las valoraciones propias de los venezolanos, desde la historia de vida de Kátherine, una maestra y líder comunitaria de un sector popular de Caracas. Para entender este modo de hacer investigación remito a mi tesis de pre-grado, donde fundamento la Historia de vida como método de investigación. Sólo me limito a explicar que la historia estudiada no se ha presentado a sí misma como individualidad aislada, sino que contiene y expresa todo un mundo de vida: el venezolano. Al principio de esta investigación buscaba los valores propios del venezolano, pero en la convivencia concreta me encontré que los valores, entre ellos la tolerancia, no son entidades abstractas, sino que son fruto de un sentido en el que vivimos kátherine, yo y nuestra trama de relaciones humanas. En, desde y por este sentido convivido valoramos y nos volvemos tolerantes, si así lo permite la convivencia concreta. Cuando hablo de sentido en el que se valora me refiero a un modo particular de vivir en el que alcanza significado, importancia, estimación y aprecio lo vivido desde y en la pertenencia a un mundo de vida. Cuando hablo de mundo de vida popular me refiero “a la práctica concreta del vivir que un grupo humano histórico comparte, en el que se da ya su vivir, sin decisión previa, es decir, sin que nadie lo decida, y sin reflexión consciente alguna”[3]

Una vez que he hecho el análisis de la historia-de-vida expreso los significados que Kátherine ha manifestado, para comprender los valores reales, presentes y actuantes en el mundo-de-vida popular y el significado que adquiere la tolerancia en nuestro mundo de vida.

La primera valoración que he encontrado en la Historia de vida “estudiada” es que EI acaecer de esta familia está centrada en la madre: donde esta última es centro de confluencia y de producción de los vínculos familiares, es la fuente generadora de esta familia y el lugar humano del sentido para sus hijos[4].

En esta familia matricentrada aparece el vivir relación humana como práctica primera sentidizante del vivir, en donde la familia pasa a ser el lugar de comprensión de la práctica cotidiana desde un modo de vida al cual se pertenece y que permanece en la persona a lo largo de su vida. Kátherine subordina otros sentidos (geográfico, biológico, económico) a su vivir-relación humana en su familia. Ha dicho que a pesar de todos los problemas que tenían como familia, vivían bien. Esa práctica primera sentidiza todo su relato y su vida: la relación humana vivida en familia se riega a otras personas y hacia otros lugares. Kátherine relata su vida desde su relación humana -aprendida en su vivir familia- con otras personas.

Por ese modo de vida aprendido, sobre todo en la crianza materna con su abuela que hace de madre sustituta, a la que dice sentir su mamá-mamá, atribuye que lo  que es ahora es gracias a esos valores y principios que le supieron inculcar. Su vida de pareja está posibilitada porque siente a su esposo como una necesidad para sus hijos y desde allí, en la convivencia afectiva, va construyendo pareja. Como lo ha dicho, así vivió su mamá a su esposo: como una necesidad para sus hijos y no para ella. Ella se vive en el mismo sentido vivenciado en su relación madre-hija, sin embargo busca construir en la convivencia con su esposo otro modelo conyugal. EI sentido de la educación para ella esta en formar a sus alumnos-hijos tal como lo aprendió de su abuela-mama. Dice que no deja de tener en cuenta que al niño hay que inculcarle valores, darle religión, agradecer los lunes por el fin de semana, tal como lo vivió con su abuela-mama. Vivencia a la escuela como la prolongaci6n del hogar estudiando con su hermana y en relación materna-afectiva con su maestra de primer grado (a la que ayudaba con los niños), la que la motivó a ser docente cuando fuera grande. Cuando sus padres se vienen para Venezuela y ella está en Colombia anhela encontrarse nuevamente con ellos, la  vinculación afectiva con los padres no desaparece a pesar que estos no están físicamente presentes por un tiempo (6 años). Su religiosidad se teje en la crianza materna dada en la convivencia relacional afectiva: a su abuela le agradece que las haya criado, que fue con todos sus hermanos muy igual en afecto, y desde esta relación abuela (madre)-hija aprende a orar y a vivir con Dios una relación transida de afecto, donde a éste le deposita toda su confianza. Porque con su abuela ha vivido a Dios inmerso plenamente en su vida, vive la relación con Dios. en su praxis docente y trata de educar a sus alumnos en esta relación. Dice que se ha ido realizando desde su ejercicio docente, pues en este se ejercita como madre. EI sentido de su realización lo encuentra en ser madre, tal como lo vive con su abuela.

En fin, lo aprendido en su relación madre-hija, en su familia, le posibilita vivirse pareja, educadora, relación trascendente y persona, de determinado modo. Este sentido no desaparece de su vida en el transcurso del tiempo, a pesar de las múltiples y variadas experiencias vividas.

Este dato cultural debe llevarnos a pensar la posibilidad de la tolerancia desde la relación en madre. Siendo la familia venezolana matricentrada, es desde ella como fuente y generadora de sentido y de valoraciones, que debemos promover la actitud tolerante en la convivencia. Si el vivirse madre se da desde la violencia, agresividad o maltrato, simplemente el valor tolerancia será impensable para esos hijos. Los valores, entre ellos la tolerancia, no se aprenden con las estrategias de aprendizaje que ejercita un docente o la escuela misma sobre los individuos, en Venezuela los valores se aprenden en la relación con la madre, siendo ésta fuente y generadora de sentido.

Volvemos con la Historia de vida de Kátrherine. En la vida de su familia matricentrada el padre trasmite a sus hijos un tipo de hombre; su mamá también le trasmite un modelo. EI padre de Kátherine fue machista, mujeriego, externo al nudo familiar, ausente en la crianza de sus hijos, cumplía medianamente con el hogar, maltrataba a su esposa; era el proveedor de su familia, procreador de sus hijos[5]. También el padre es puerta de acceso -para sus hijos- a/ mundo del trabajo en el que deberán desenvolverse para ganarse la vida; le consigue trabajo a sus hijas a pesar de que éstas están indocumentadas. Su mamá fue siempre muy trabajadora, de ella sí se pelea el afecto, no el del padre. Con su padre Kátherine experimenta una vivencia paterna dispersa y fugaz, éste está ausente en la vida de ella (como presencia afectiva en cada momento de su vida), a pesar de estar físicamente en la casa[6]. Y desde esta relación de conflicto entre los padres se dificulta vivir la tolerancia en la pareja si no se tiene otro modelo alternativo, de relación armoniosa con el sexo opuesto.

Porque sus padres no sienten la vida de pareja como necesidad afectiva, la relación conyugal es desde la agresividad. Su papá se portaba muy mal con su mamá, le pegaba, le daba muy mala vida, como lo dice desde el inicio del relato.


Como su padre y su madre nunca fueron pareja, este hombre no trata a su mujer como su compañera, ni la vive desde la relación afectiva armoniosa y amorosa. Esto revela que en esta familia matricentrada la pareja es ese espacio-no-espacio relacional, siempre circunstancial (el papá terminará marchándose del hogar) por el que tiene que pasar la madre para establecer su familia. Si la pareja culturalmente hablando no existe, ¿cómo construir la tolerancia en la sociedad? El venezolano aprende en su relación en madre a vivirse relación: bien sea relación tolerante, comprensiva y armoniosa; o desde la agresividad y la violencia. Creo que el camino es hacer aparecer al padre social desde la implicación en el propio mundo de vida, desde la convivencia, desde dentro.

La mamá de Kátherine se vive mujer en su ser madre, sus hijos llenan su afectividad. Es por esto que el vínculo que la une a su esposo son los hijos[7], el esposo no representa una necesidad afectiva para esta mujer. Se une a su pareja en función de sus hijos, para que estos tengan un padre, como su madre se lo dice a Kátherine una vez que su esposo se va.

EI padre de Kátherine vive la relación conyugal desde el machismo[8]. Este machismo se presenta como poder del hombre sobre la mujer, es decir, desde éste el hombre busca imponerse en la relación conyugal. Aquí el padre vive el machismo como garantía de su independencia y libertad ante la centralidad de la madre en la familia. Por eso la maltrata y le da mala vida, como dice Kátherine. Sin embargo, a pesar de su machismo, no es el quien "manda" en la casa, las decisiones respecto al hogar y a los hijos las toma la madre de Kátherine; cuando su mujer no quiere tener nada con él, el padre decide irse sin reclamar el hogar ni los hijos, pues en la vivencia concreta se sobreentiende que éstos son de la madre. También vive el machismo como libertinaje sexual; en palabras de kátherine: siendo mujeriego. Como fruto de este machismo el hombre tiene la libertad para establecerse en la periferia teniendo otras mujeres. Este machismo-poder es reproducido en la vivencia familiar por el hermano de Kátherine, que siendo imitador de lo que fue su papá siempre quiso ser el que las controlaba, el que las cuidaba, al que le tenían que correr. A esto se debe que la relación entre el hermano y las hermanas sean desde el machismo poder. A otras figuras masculinas presentes en la historia de Kátherine se les asigna el papel de cuidar a la mujer, protegerla, velar por ella, ser su re-presentante ante otros; pues por este machismo la mujer puede ser molestada o agredida por cualquier hombre; el hombre la re-presenta para cuidarla.(pues la mujer no necesita presentación: es madre). Así lo hace su primo quien la acompaña a visitar a sus hermanas por mandato de su tías; así lo hace Roberto, su esposo, cuando se la llevan presa. Para la reacomodación cultural de este machismo en un tipo de relación más tolerante, es necesario la apertura de la madre a la paternidad, y esto se hace desde una educación desde y en la convivencia, propia de nuestro mundo de vida. Educar para la tolerancia, en busca de superar nuestro machismo cultural, es una tarea que nos urge, pero comprometidos con las familias de nuestros estudiantes, haciendo de nuestras instituciones educativas una comunidad de familias.

Porque las relaciones están centradas en la madre, porque esta última es el lugar humano del sentido para sus hijos y porque es la fuente estructurante de esta familia, la madre es insustituible, el padre puede ausentarse. En los tiempos de conflicto en las relaciones madre-hijas, Kátherine le reclama a su mamá el no agarrar su "rol" de madre. También le reprocha tener preferencias afectivas hacia su hermano el mayor y su hermana la menor; además de no reconocer sus logros personales, sobre todo en sus estudios. De su padre nunca se queja, dice quererlo quizás hasta más que su mamá, a pesar de que éste sea un patán y un grosero. Lo único que lamenta respecto a su padre es su partida del hogar. En cierto modo a la madre no se le permite fallar, al padre sí. Nuestra cultura tolera ciertas cosas desde el sentido en el que se valora, estamos hablando de una tolerancia situada y contextualizada, histórica y concreta, compartida socialmente por un grupo humano; no de un concepto abstracto. Si la misma cultura reclama ese vacío de padre, entonces el camino para hacer ver lo que se tolera como un aspecto socialmente a mejorar, está trazado. 

Una vez disuelto el hogar, por la partida del padre de kátherine, éste se va a vivir con su mamá, no se plantea el intentar construir otra familia con una nueva pareja para él. Su vida ha revelado que su esposa y sus hijos no fueron nunca su familia, la familia del padre es su mamá. EI padre puede ausentarse, así lo entiende él en su vivir concreto, por eso se va con su mamá. La madre es insustituible, por eso el padre le deja los hijos.

Aquí la familia está centrada en la madre. Kátherine dice que su abuela fue la que las crió, con ella aprendió muchos principios y valores y dice que gracias a eso se formó como persona, a ella le agradece el haber sido muy equitativa en la distribución de afecto para con ellos como hermanos. Según lo relatado la fuerza de la presencia materna recae en la crianza que imparte[9] y no en la vinculación biológica, en primera instancia. Por esta crianza recibida de su abuela en el afecto, dice sentirla su mamá-mamá por encima de su madre biológica. Y es que culturalmente la tolerancia en Venezuela discurre por la relación afectiva. Tolero de todo, siempre que entienda que esas circunstancias favorecen o posibilitan la convivencia; éste es el sentido de la tolerancia en el mundo de vida popular, está subordinada al vivirse relación afectiva. Y te tolero todo siempre y cuando seas afectivamente significativo (a) para mí, en la misma convivencia.

En esta relación abuela (madre)-hija el fondo afectivo se convierte en posibilitador del conocimiento y la asunción de los valores familiares. Esos valores son aprendidos por Kátherine en la relación transida de afecto con la abuela; con su mamá la relación madre-hija es menos fluida porque, según Kátherine, ella no supo distribuir su afecto. Para nosotros, educadores, la historia de vida de Kátherine ha de ser un espejo que nos permita reflexionar sobre este mismo sentido de vida en el que nosotros nos movemos y valoramos. Si desde la convivencia diaria nos volvemos intolerantes, no esperemos de nuestros estudiantes actitudes de tolerancia. La misma maestra de primer grado de Kátherine le posibilitó un tipo de convivencia, y es que muchas veces somos padres sustitutos, aún sin darnos cuenta.

La relación entre los hermanos aparece posibilitada, mediada y centrada en la madre[10]. Kátherine, hablando con su hermana, utiliza el posesivo para referirse a la madre de ambas:"mi mamá". Porque su abuela quiere que permanezca en el mismo grado que su hermana, no le permite estudiar el grado siguiente, ya que su hermana no aprobó. Tiene resentimiento hacia su hermano porque su mamá le brindó a éste las mejores atenciones. En su abuela-madre de crianza y en su mamá, se hace posible la relación entre los hermanos. Se relacionan como hermanos porque se sienten hijos de la misma madre.

En esa relación madre-hijos cada hijo (a) es único (a)[11]. Cada hijo se pelea el afecto exclusivo de la madre. kátherine no dice alegrarse por el afecto que ha recibido su hermano de parte de su mamá, tampoco anhela ese afecto materno para el resto de sus hermanas; más bien desea haber recibido para ella ese afecto materno. Por otra parte, estos hermanos hablan de su mamá desde el posesivo: "mi mamá". Hijos únicos de una misma madre. Eso no significa intolerancia entre los hermanos, sino una relación no en el horizonte de la hermandad, sino de la madredad, es decir, relación mediada por la madre. Y ella ha de ser el centro de reflexión para educar en la tolerancia: concientizar nuestra relación materna, con sus propias peculiaridades, nos permitirá descubrir todas las potencialidades y también limitaciones que adquirimos en nuestra relación en madre; también a la hora de vivir la tolerancia.

Porque la madre asume la centralidad del hogar y porque se sobreentiende en la vivencia concreta que a ella le pertenecen tanto el hogar como los hijos, el padre pasa a ser un disvalor, un "valor desvalorizado"; en consecuencia es sólo procreador, de aquí la concepción de que el hombre busca a la mujer sólo para el sexo. La mamá de Kátherine la manda a vivir a la Ciudad, lejos de sus hermanas y de su abuela, en las casas de varias tías, porque su hija se hace novia de un muchacho 10 años mayor que ella, de ahí deduce que ese muchacho lo que la quería era violar. EI papá de Kátherine es claro con ella y le dice que se cuide, que él por ser hombre sabe cómo es todo; gracias a estos consejos de su papá Kátherine agradece haber tenido un buen noviazgo con Roberto, sin salir embarazada. En el fondo lo que se piensa del hombre es que su primer interés por la mujer está motivado por la propia satisfacción sexual.

EI hombre, ausente del hogar y de la "pareja", vive su sexualidad independiente de su afectividad. EI papá de Kátherine era mujeriego, no vivió su afectividad desde su vida de pareja, con su esposa; tampoco con otras mujeres. Vivía su sexualidad dispersamente, fuera de su pareja. Por otra parte, Kátherine relata cómo su mamá no deja establecerse autónomamente a su hermano en su vida de pareja, está siempre interfiriendo en las relaciones conyugales de su hijo. Aunque su hijo ya es adulto, lo sigue pensando como posesión suya, el hijo varón es de la madre, a ella le corresponde su afecto, no a la pareja. La mamá de Kátherine le está diciendo a su hijo  con su práctica de vida que a la pareja de este último le puede pertenecer su sexualidad de hombre, mas no su afecto masculino. También el papá de Kátherine vivía su sexualidad separada de su afectividad. El fracaso de nuestras parejas no viene dado por la intolerancia en el hogar, sino porque la misma mujer utiliza mecanismos inconscientes –desconocidos por ella misma- para expulsar al padre de sus hijos una vez que ha cumplido su función reproductiva.

EI proyecto que se le trasmite a Kátherine es ser madre, así se lo manifiesta en la concretés de la crianza su abuela-mamá, también su mamá, en su manera de vivirse madre; y su maestra de primer grado, en la crianza que imparte a los demás niños. Los hijos y el hogar son de la madre[12], eso es lo que aprende Kátherine en su práctica de vida, aunque ella trata de romper con este modelo con su deseo de involucrar a su esposo en la crianza de los hijos. Y es que la misma relación en trama te lleva a construir algo distinto. Gracias a Dios en nuestro País, de unos años para acá, estamos viendo la aparición del padre; pero no el padre patriarcal –valga la redundancia- de otras culturas, sino el padre de la relación, de la convivencia.

En esta relación madre-hijo el hijo varón le pertenece a su mamá, con él colma su afecto la madre ante la ausencia de pareja. Kátherine lo descifra así: como que su mamá le cortó las alas a su hermano, por haberlo maternalizado tanto, y ya este no puede volar. La madre no le deja independencia a su hijo varón, siempre lo ve como su hijo. kátherine manifiesta sentir preocupación por esta situación de dependencia de su hermano para con su mamá.

La crianza materna crea vinculación afectiva, también se da gracias al talante afectivo. Kátherine ha expresado que esta crianza materna recibida de su abuela se dio gracias a la buena distribución de afecto materno, a su abuela le agradece que les dio mucho cariño, a esto le da su enorme peso. Por otra parte, cuando Kátherine y sus hermanas se vienen de Colombia, su abuela queda muy dolida porque, como dice Kátherine, ellas fueron sus únicas nietas y exclusivamente a ellas las crió alrededor de 6 arios. Esta crianza materna crea esa vinculación afectiva en ambas direcciones: de la abuela-madre a sus nietas-hijas y viceversa; pero también surge en la afectividad. Por lo tanto, pensar la tolerancia como un concepto o una conducta a despertar en los niños y jóvenes, sin tener en cuenta la convivencia afectita como modo de comprensión para entender el sentido en el que se valora en el mundo de vida popular, es un desacierto.

La religiosidad se teje en /a crianza materna dada en /a convivencia relacional afectiva familiar. Kátherine ha expresado que en esa crianza materna con su abuela sintió la presencia viva del Señor, ahí se fue enamorando cada vez mas de Dios. Con su abuela se ponía a orar, de ella aprendió su religiosidad. En esa relación afectiva abuela (madre)-hija, se aprende una manera de relación personal -también transida de afecto- con el trascendente, donde a Dios lo siente en los acontecimientos concretos que vive. Esto nos da un buen dato: desde este sentido que valoramos, es impensable la intolerancia religiosa, como sucede en otras culturas. Aquí lo sagrado se percibe como se percibe el mismo mundo de vida: como un mundo de relaciones. Dios es ese pana que siempre está ahí, es una persona pero con poderes y atributos especiales, que de paso es Hijo de su Madre: la Virgen María, a quien se acude porque entiende todo el trabajo que pasa una madre, ya que ella también fue madre. Los santos son todos esos amigos que están allí para pedirles favores, como se les pide a los amigos de la trama de convivencia. A Dios se le accede desde la convivencia, cuando quien convive contigo, con su ejemplo, te enseña a amarlo. Si el valor es la convivencia transida de afecto y desde ahí nace el sentimiento religioso, promover la convivencia inter-religiosa (entre varios credos) no es tan impensable como en otras culturas.

Aunque esta familia está centrada en la madre, Kátherine expresa anhelo de padre, fruto de la presencia-ausencia de éste en el hogar. Lamenta su partida del hogar, pues las luchas por obtener la legalización tenían sentido en cuanto que se querían reencontrar con su familia. Dice que después de tanto luchar esperaba que se revirtiera esa felicidad en su familia, pero lamenta que no fue así porque su papá siguió con sus andanzas. Lamenta que después de tanto esfuerzo familiar su papá se haya marchado. Aunque el padre puede ausentarse a éste se le anhela, vacío sentido por Kátherine en su afectividad. Después dirá sentir al Padre Renny como su padre espiritual, porque éste sí le supo acompañar en muchos momentos de su vida, en la convivencia concreta con ella. Siendo evangélica pasa al catolicismo porque el sacerdote desde la convivencia la orienta y la acompaña espiritualmente. Es decir, hay que bajar del púlpito, se predica en la viva convivida. Lo mismo pasa con la tolerancia.

Esta familia, que en su interior se vive relación humana, se presenta abierta a la relación concreta con otras familias vecinas en el barrio, pues así se vive en ese lugar, según lo relatado. Los acontecimientos no son sólo familiares, son de una comunidad de familias[13]. Cuando Kátherine llega al barrio con sus hermanas, narra que todos los vecinos estaban supercontentos porque de alguna forma ellos vivían ese sufrimiento de que los hijos de los colombianos no estaban con ellos. Cuando se la llevan presa y la dejan en libertad, una vez que llega al barrio la gente se le acerca para saber cómo estaba, que le había pasado; le dicen que le habían puesto una velita a varios santos para que intercedieran por ella. Los problemas y los acontecimientos de Kátherine y su familia no son sólo de ellos, son de una comunidad de familias. Desde la relación como episteme, es decir, como modo de vida desde la cual se piensa y se es pensado incluso anterior a la conciencia, puede surgir la tolerancia casi de modo natural, sólo hay que promoverla, porque en Venezuela la relación es limitada a un grupo cercano conformado por familiares, vecinos, compañeros de estudio y de trabajo, etc. La noción comunidad, sociedad, Nación, propiamente no existe desde el mismo sentido en el que se valora la convivencia como fundamento de la vida. Promover y expandir la relación es el camino de la tolerancia en nuestro País.

El segundo gran núcleo de significado, que agrupa todos los demás significados encontrados en la historia de vida de Kátherine es el Vivirse-relación: si bien la madre es el centro y la fuente de esta familia, su vivirse madre consiste en vivirse-relación humana con sus hijos en la convivencia concreta[14]. Como la madre es el lugar humano del sentido para los hijos, en la relación madre-hijo se gesta el vivirse-relación de ambos. La madre colorea de afectividad esta relación humana con sus hijos. Ser madre y ser hijo es vivirse ­relación transida de humanidad. Vivir-relación es el ejercicio básico y fundante de la vida relatada por Kátherine; es la práctica primera, anterior a toda práctica, que pone las condiciones de posibilidad para su vivir. Esta relación es acaeciente en la vida de familia de Kátherine y en su entramado de relaciones. Vive en un mundo de personas, así ha relatado su historia-de-vida. Su vida es una manera singular de relación afectiva.

Kátherine habla desde el inicio de su relato sobre las relaciones concretas en el vivir de su familia. Se ha definido como la segunda de sus hermanos, habla de sí desde los otros. Ese vivir relación humana en la familia aparece como la práctica primera sentidizante de su vivir. Si en el inicio ha relatado su vivencia familiar como el vivirse-relación humana, sigue relatando su vida desde la relación convivial con personas concretas. Las personas sentidizan todo su relato. En la familia se da, entonces, ese modo de vivir al cual se pertenece. Como se ha vivido con su abuela-madre y con su mamá: relación afectiva[15], se vive a lo largo de su vida. Así vive su Escuela: como la prolongación del hogar, en donde se vive-relación convivida con su maestra de primer grado, con su hermana y con otros más, con quienes dice jugar mucho en el recreo. Porque su familia es el lugar humano del sentido en el que se ha vivido-relación concreta desde el inicio de su vida, siente necesidad de ésta aún cuando no están juntos. Por su vivirse-relación en su familia la vinculación afectiva con los padres no desaparece, aún cuando éstos no estén físicamente presentes. En su vivir-relación afectiva con su abuela aprende una religiosidad. La religiosidad se teje en la crianza materna dada en la convivencia relacional afectiva. En este vivirse-relación con su abuela-mamá late el sentido de la educación para Kátherine: el énfasis del ejercicio docente está en la crianza que se imparte en la convivencia afectiva. En esa relación madre-hija -tanto con su abuela, con su mamá y con su maestra de primer grado-, aprende su proyecto de vida: el sentido de su realización como mujer está en ser madre. Su vivir relación humana en su familia le posibilita su ser persona tal como lo aprendió en la vivencia familiar.

Este vivirse-relación aprendido en su familia centrada en su madre y en su abuela-mamá tiene diversas formas. También se vive-relación en el conflicto, pues como ha dicho Kátherine, entre sus padres la relación conyugal es desde la agresividad. No solo vive-relación en amor y armonía, ha vivenciado cómo su papá maltrataba y le daba mala vida a su mamá. Todos conocemos la situación de inseguridad que se vive en nuestros barrios, la violencia se ha desbordado. Pero a diferencia de cómo muchos piensan, no se trata de una crisis de valores, sino de un disvalor que ha crecido: la convivencia conflictiva. He afirmado, desde lo producido por Alejandro Moreno,  que vivimos desde la episteme de la relación, pero esta relación tiene dos polos: la tolerancia y la intolerancia, por decirlo desde el lenguaje del tema que nos compete en estas reflexiones. Implicarse en la convivencia para promoverla desde las relaciones armoniosas es nuestra tarea educativa. El sentido en el que se valora sigue estando aquí, entre nosotros, pero no sólo produce valores, sino también disvalores, o valoraciones que no nos ayudan como personas, como comunidad. ¿Qué hacer? Comprender este sentido e implicarnos para promover la tolerancia desde y en la convivencia.

Porque Kátherine se vive-relación acepta los problemas familiares como normales en su vivirse familia.  Reconoce que en esa época (en su niñez) tuvieron como buen contacto como familia, a pesar de los problemas que habían, pues antes ha descrito cómo su papá maltrataba a su mamá. Hay una aceptación de los problemas como parte de la vida y de la relación concreta, siempre y cuando éstos no rompan los vínculos afectivos con las personas. Mas adelante lamenta los problemas en la relación conyugal entre sus padres, porque su mamá se cansa de la mala vida que le daba su papá y no le da una nueva oportunidad, lo que trae como consecuencia la partida del padre del hogar, pues el vínculo afectivo entre sus padres se ha roto. El lazo afectivo es el que hace posible la convivencia, la relación, y también la tolerancia. Si no tengo vinculación afectiva de amor contigo no tengo porqué tolerarte, así pensamos en el mundo de vida popular venezolano.

Porque Kátherine se ha vivido-relación en su familia valora a sus padres como personas, no por su comportamiento. Dice querer a su papá a pesar de que sea un patán y un grosero, quizás hasta más que su mamá. Siente la necesidad de reconciliarse con su mamá a pesar de que a ésta no la siente su mamá-mamá, ni su amiga, porque no le dio suficiente afecto, tampoco ha sabido reconocer sus logros personales. Permanece con su mamá aún cuando ésta no asume su "rol" de madre e imita a sus hijas como "una pavita mas". Por encima del comportamiento de sus padres los valora como personas, porque antes se ha vivido relación afectiva con ellos; en esta relación ellos, en especial su mamá, son la fuente originaria de su vivir, se le hace imposible rechazarlos. Desde ellos Kátherine se vive y se piensa: desde su relación madre-hija y desde su anhelo de padre.           Si no vivimos ni pensamos desde la razón, ¿por qué empeñarnos en tener una ética racional, que elige racionalmente lo tolerable y lo no tolerable? Si lo tolerable lo decide la convivencia afectiva entonces hay que implicarse en esta convivencia, desde el discurso racional poco o nada lograremos si no somos relacional y afectivamente significativos.

Porque se vive-relación el trabajo carece de valor por sí mismo, el trabajo es puesto al servicio de las relaciones concretas. Para ella, como lo aprendió de su papá, el trabajo es la vía por la cual se consiguen los medios que posibilitan y dan seguridad en las relaciones familiares. Su papá se viene para Venezuela buscando mejoras para su familia; abandona su tierra de origen para asegurar la relación familiar. Estando en Venezuela el padre le pide a sus hijas que trabajen para que lo ayuden a mantener económicamente el hogar, porque eran muchos gastos. Kátherine trabaja como docente sin cobrar, por un año, porque Roberto ganaba bien en la Compañía donde trabajaba. No está en nuestra mentalidad el acumular riquezas al mejor estilo capitalista. Si hay intolerancia en nuestro trabajo es porque nos disputamos los bienes que todos necesitamos para asegurar la relación familiar o porque simplemente buscamos reconocimiento en la misma convivencia. ¿Qué hacer? Entender y hacer entender a los demás que hay para todos, que las riquezas deben compartirse porque todos queremos asegurar la convivencia, expandir la relación para entender que los otros también necesitan convivir; promover el reconocimiento de todos desde la misma convivencia, desde el amor, y no desde el des-amor o la rivalidad.

En este vivir-relación en su familia, Kátherine concibe su singularidad. Habla de si como persona-relación. Dice: "de los cuatro hermanos yo soy la segunda". No habla de sus cualidades ni de sus defectos, ni de su manera de ser o pensar. Habla de si desde su relación familiar con sus hermanos. Se piensa desde su vinculación familiar, al igual como concibe a las personas que se relacionan con ella. Para Kátherine las personas son pensadas e informadas en familia. No las puede concebir sino relacionadas a otras personas, desde el vínculo familiar, primer lugar humano de relación.

Porque se vive-relación concibe a la Escuela como otra posibilidad para la relación humana en la convivencia. Habla de sus estudios siempre referidos a la relación con personas concretas. Dice haber estudiado primaria con las monjas, secundaria con su hermana, en el mismo Liceo donde estudiaba su hermano; lo que recuerda de su primaria es que en el recreo jugaban muchísimo, además de la relación afectiva vivida con su maestra de primer grado. No habla de la Escuela como ese lugar propicio para el aprendizaje de conocimientos, sino como posibilidad para la relación convivida. Por ser la Escuela otro espacio de relación humana, en ella también se prolonga la relación familiar. A la Escuela se le accede en la relación familiar; evoca los estudios desde la relación con su hermana, con la que siempre estudió. Su abuela la hace repetir de grado para que permanezca estudiando con su hermana, Kátherine lo acepta espontáneamente.

Porque se vive-relación las personas concretas con quienes se relaciona sentidizan todo: la relación con Dios, la profesión a elegir, la labor de ayuda social o de evangelización, el ejercicio de la profesión, la vivencia familiar, el noviazgo, la vida del barrio y el resto de su relato.

Este vivirse-relación no es exclusivo de kátherine, las otras personas que intervienen en su relato se viven de este mismo modo. Accede a la legalización porque entra en contacto con la familia de un amigo de Roberto: Edgar, el cual era DISIP. Se empiezan a socializar en el barrio a través de la relación concreta con una familia. Las personas en familias forman un entramado de relaciones con otras familias. EI vivirse-relación va más allá de la propia familia, para entrar y formar parte de un entramado de relaciones con otras familias desde la familia a la cual se pertenece. Y esta apertura o flexibilidad de la trama, que es estructuralmente relacional, hace posible y pensable la tolerancia, no como un acuerdo racional de individuos, sino como un modo de vida.

Esta trama de relaciones humanas se presenta siempre abierta a otras relaciones. En su vivencia religiosa en el Centro Juvenil, Kátherine vive-relación con diferentes sacerdotes que allí llegan. Nunca se cierra en una relación, siempre está dispuesta a vivir-relación con otros que en un primer momento suelen ser desconocidos. Así conoce a Roberto, -su esposo-, por la relación de amistad de éste con su hermano. Vive-relación con la gente del barrio desde su trabajo religioso, aunque al principio el trato con ellos era poco profundo.

En esta apertura de relaciones una relación posibilita otra, a las personas se les accede por la relación humana en el convivir concreto. En la convivencia se conoce a la persona y se le exige que sea siempre igual con todos y en todo lugar. Kátherine le reprocha a un Pastor evangélico que conoció, que aparezca en la televisión aconsejando hacer todo aquello que en la convivencia con ella le decía que no hiciera. Le reprocha que no es coherente. La mejor manera de educar la tolerancia en la convivencia es nuestro ejemplo.

También en sus relaciones de trabajo Kátherine se vive-relación humana. Ella diferencia entre lo que es el Director de la Escuela desde su función y lo que es como humano. Dice no tener quejas de él, a pesar de que es desordenado y llega tarde. EI jefe del trabajo es valorado como persona en relación humana, no por su función.

Kátherine expresa sentirse a gusto con el curso donde actualmente es maestra porque son un grupo muy receptivo y muy disciplinado. Dice que con este curso le ha ido bien por el comportamiento grupal. Con esto expresa que el aprendizaje lo logra la maestra desde el modo en que se da la convivencia en el aula de clases. Ha descrito su experiencia como docente, en sus inicios, desde el esfuerzo en controlarle al curso la disciplina; sin ésta, para Kátherine, se dificulta el aprendizaje. Controla la disciplina no desde las normas de la Escuela, sino en su relación concreta de maestra-madre con sus alumnos-hijos. Y allí surge una convivencia armoniosa que hace posible la tolerancia.

Este vivir-relación se da en la afectividad. En el relato aparece lo afectivo relacional como sentido que empapa y colma la vida de estas personas. Como lo expresa Kátherine: en su relación con el Padre Jimmy se le han ido quitando las ganas de trabajar en el barrio por la forma de ser de éste, que es muy voluble, muy temperamental, un día saluda de lo más cariñoso, otro día no. Lo que valora es el afecto que recibe en la relación concreta, no valora al sacerdote por ser tal o porque debe llevar con él un trabajo religioso en el barrio. Otra expresión de este tema es su relación con su novio Juan Pablo, el que tenía 22 años cuando ella tenía 12. Lo que la llenaba de esta relación era el afecto que le manifestaba Juan Pablo; poco le importaba su edad o la imposibilidad de este noviazgo en vista a futuro. En estos casos lo afectivo-relacional colma su vida por encima de su convicción religiosa, por encima de un futuro proyecto de vida.

      También la naturaleza está al servicio de la relación humana convivida; naturaleza humanada[16]. No valora cómo aprender a relacionarse con la naturaleza o cómo dominarla y ponerla a su servicio. La naturaleza es disfrutada en cuanto en ella se convive relacionalmente con otras personas, no es valorada en sí misma. Valora que en esa naturaleza convivieron como hermanos en casa de su abuela.

La tolerancia es un valor del mundo de vida occidental, fundamentado desde el discurso racional; en nuestro mundo de vida popular está subordinada a la convivencia y fundamentada en ella. Es necesario la educación en la tolerancia, pero desde la convivencia, para expandirla y promoverla desde la armonía.

En esta episteme de la relación, el referente de la tolerancia es el bien común, que pasa por el respeto a la dignidad de las personas y del colectivo. Si no nos pensamos como individuos es mucho más fácil acceder al otro para reconocerlo y aceptarlo desde du diversidad. En la episteme occidental acceder al otro siempre ha sido un grave problema a resolver, no así en nuestro mundo de vida. Nuestro problema cultural es la promoción de la relación en amor, en tolerancia, y de partida ya esta relación está dada, no hay que inventarla; no el hacer un puente diseñado por los intelectuales para poder acceder al otro y tolerarlo.

Ver características de nuestro mundo de vida desde la razón no nos ayudarán a entender por qué el pueblo es tolerante ante ciertas cosas, que vistas desde la razón no lo deberían ser, como ante el machismo y la ausencia de padre. La idea es implicarse desde y en la convivencia, y desde la relación sin más superar los vacíos que el mismo mundo de vida reclama como necesidades.

La tolerancia es un problema moderno que surge como necesidad de un pacto ante el individualismo a ultranzas. Reconozcamos nuestra otredad, nuestro mundo de vida, nuestra distinción. No quiero decir que como pueblo escapamos a la intolerancia, sólo que tenemos que plantearnos el problema desde Otro punto de partida totalmente distinto: desde la convivencia, no desde la razón.

Comprometámonos, pues, en la educación en, desde y para la tolerancia entendiendo el sentido desde el que se valora en el mundo de vida popular venezolano.








[1] MORENO Alejandro, “El Aro y la Trama”, CIP Caracas, 2005.

[2] LEÓN Franklin,La Casa del Pueblo: Sentido en el que se valora desde el mundo de vida Popular Venezolano”, Caracas, 1999 (Tesis de Grado).

[3] AAVV, “Historia-de-vida de Felicia Valera”, CIP-CONICIT, Caracas 1998, 22.
[4] "La mujer y su hijo se integran en una unidad de destino y, por 10 mismo, de sentido. La mujer realiza su sentido, se realiza y se sernidiza, en la relaci6n mujer-hijo, en 10 que me permito Hamar la madredad que define a Ia mujer". MORENO A., El aro y la trama. Episfeme, modemidad y pueblo, CIP, Caracas 1995, 406.

[5] "En este ámbito de vida el padre constituye una oquedad, un vacío vivido como presencia de una ausencia afectiva y como una relación signada por el des-amor, es el otro polo de la relaci6n matrial". BRANDT 1. c., "El padre social", en Historia-de-vida de Felicia Valera, CIP-CONICIT, Caracas 1998,375.

[6] "Dejarse es el destino del padre y de la madre, no como acuerdo, sino como práctica concreta del vivir: la pareja es ese espacio no-espacio siempre circunstancial por el cual tiene que pasar la madre -pasar trabajo- para establecer su familia propia". BRANDT J. C., “El padre social” en Historia-de-vida de Felicia Valera, CIP-CONICIT, Caracas 1998, 370.

[7] "La realización humana de la mujer tiene una sola condición de posibilidad: el hijo. (...)Mujer es vivirse madre. No hay mujer; hay sólo madre. Pertenecer al sexo femenino es vivirse-cuerpo-materno. Vivirse cuerpo materno no es comprensible como un modo de ser, sólo se comprende como relación. He aquí a la madre popular: relación nudo-centro-de-relaciones". MORENO A., ¿Padre y madre?, CIP, Caracas 1994, 75.

[8] "El hijo no está abierto a la paternidad, está destinado a la madre, esto es, a la hijidad permanente. La padredad no lo identifica con la masculinidad. Culturalmente su identificación sexual está dada por el machismo. Dos machismos: un machismo-poder y un machismo-sexo (...) El machismo sexo es de origen materno. En él, el factor poder, imposición abusiva de autoridad, está bien presente pero subordinado al factor: actividad sexo-genital dispersa". MORENO A., El aro y la trama. Episteme, modernidad y pueblo, CIP, Caracas 1995, 412.

[9] "Criar es la presencia actuante de la madre en el hijo, moldeándolo. Esa presencia es continua y multiabarcante en la vida del hijo. La madre decide todo en la vida del hijo, aunque en apariencia parezca que el hijo toma autónomamente algunas decisiones". RODRÍGUEZ William, "¿Educación o crianza?" en Heterotopía 5 (1997), 25-34.

[10] "La misma madre maneja un vínculo personal con cada hijo en particular. De este modo ella se convierte en el vértice de una pirámide donde confluyen las numerosas díadas del hogar. Cada uno es hermano del otro en su vinculación con la madre común. La fraternidad real circula muy poco de hermano a hermano; su vía central de circulación está mediada por la madre". MORENO A., El aro y la trama. Episteme modernidad y pueblo, CIP, Caracas 1995, 421.

[11] "En la familia matricentrada cada hijo es único. Es una familia de muchos hijos únicos. Esto quiere decir que las relaciones de hermano a hermano están mediadas por la madre, son indirectas, en el horizonte de la madredad, no en el de la fraternidad". MORENO A., ¿Padre y madre?, CIP, Caracas 1994, 76.

[12] "El hogar es propiedad de la mujer. Y dominio exclusivo. Ella fija los límites, las condiciones de entrada y salida. No es propiamente el hombre el que abandona a la mujer, sino ésta la que expulsa al hombre, de mil maneras y por múltiples mecanismos". MORENO A., El aro y la trama. Episteme, modernidad y pueblo, CIP, Caracas 1995, 417.

[13] "Es importante el testimonio de la implicación. El problema del juicio de valor es que generalmente, cuando es externo, busca destruir. Pero el juicio de valor y la intervención cuando es desde el interior de la trama, no destruye, acomoda, reestructura, organiza, de alguna manera reproduce o produce efectos que tienen que salir de allí (...) Interpelo desde la ética vivida". A.A. V.V., La pareja en el mundo-de-vida popular a partir de la historia-de-vida de Felicia Valera, CIP-CONICIT, Caracas 1998, 271-289.

[14] "Vivirse-madre es vivirse-relación. Ser madre no se entiende sino, estructuralmente, como relación. La estructura de la madredad es ser-relación. La relación-en-madre es la experiencia-vivencia-praxis estructurante del sentido radical de la vida, y que permanece, incambiada, a lo largo del curso de toda la existencia en el tiempo (...) La familia matricentrada nuestra produce un homo: homo-convivalis". MORENO A., ¿Padre y madre?, CIP, Caracas 1994, 79.

[15] "Desde la relación el amor es pensable no como sentimiento sin más, sino como estructura afectiva (...) La relación que vive y que, viviendo, es cada persona singular está transida constitutivamente de afectividad (amor-desamor). La relacionalidad del hombre del pueblo lleva en sí, raigalmente, la afectividad. No tiene afectividad, vive relación afectiva. El entramado, entonces, estructura convivial, se vive como afectividad relacionante y relación afectivante". MORENO A., El aro y la trama, Episteme modernidad y pueblo, CIP, Caracas 1995, 452.

[16] "El venezolano popular no es un hombre de la naturaleza sino de humaneza, esto es, relación de pura humanidad no regida por la naturaleza sino por lo humano, humanado". NAVARRO Rafael, "En la convivencia, ¿otra cosa que planificación?" en Heterotopía 2 (1996), 26-54.

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