lunes, 31 de octubre de 2016

LA FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN DE DUSSEL (FRANKLÍN LEÓN)






LA FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN DE DUSSEL Y EL RECONOCIMIENTO DE AMÉRICA LATINA COMO OTRO DESDE LA EDUCACIÓN

 Autor: Franklin León


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Resumen

Enrique Dussel, filósofo argentino de nuestros tiempos, hace un esfuerzo por darle palabra a la identidad del latinoamericano desde la Filosofía. Retomando el pensamiento hegeliano y marxista, se sirve de una nueva categoría de comprensión: la analéctica, para obtener del discurso dominante el reconocimiento de nuestro Pueblo como una realidad totalmente distinta al pensamiento europeo u occidental. Sin embargo, ¿hasta qué punto la lectura de Dussel, en su propuesta de la Filosofía de la liberación, logra desvelar la identidad de Latinoamérica? Es ésta la cuestión que aquí se abarca desde un análisis crítico de los planteamientos de este filósofo, desde los estudios hechos sobre la identidad del venezolano. Por otra parte, se presenta un diálogo con la propuesta educativa de la Filosofía de la Liberación: la Pedagogía liberadora de Paulo Freire. Su idoneidad desde la cultura venezolana, es analizada en este ensayo a profundidad. Se toman los planteamientos filosóficos y educativos de Dussel y Freire, para ir más allá en la reflexión de la identidad real del latinoamericano y su otredad cultural, presentando reflexiones pedagógicas que permitan reforzar y fortalecer la identidad del venezolano.

Palabras clave: Analéctica, liberación, identidad, cultura, educación.


PHILOSOPHY DUSSEL RELEASE AND RECOGNITION FROM OTHER LATIN AMERICA AS EDUCATION

Abstract

Enrique Dussel, Argentine philosopher of our times, makes an effort to give voice to Latin American identity from philosophy. Returning to the *Profesor Universidad de Carabobo. Lic. Educación, Mención Filosofía (U.C.A.B). Especialista en Planificación y Evaluación Educativa. fleon2@uc.edu.ve Recibido: Diciembre 2010 - Aceptado: Enero 2011 260 Hegelian and Marxist thought, uses a new category of understanding: analectic, to obtain recognition of the dominant discourse of our people as a reality totally different from European or Western thought. However, to what extent the reading of Dussel, in its proposal for the Philosophy of Liberation, manages to reveal the identity of Latin America? This is the question here ranges from a critical analysis of approaches of this philosopher, from the studies done on the identity of Venezuelans. On the other hand, presents a dialogue with the educational proposal of the Philosophy of Liberation: Paulo Freire's liberation pedagogy. Their suitability from the Venezuelan culture is analyzed in depth in this essay. They take the philosophical and educational approaches Dussel and Freire, to go beyond the reflection of the real identity of the Latin American and cultural otherness, introducing pedagogical reflections to reinforce and strengthen the identity of Venezuelans.

 Key words: Analecta, release, identity, culture, education.

1.    La propuesta de enrique Dussel: la Alteridad y la Analéctica Dussel (1977), propone la alteridad como método para hacer una nueva filosofía. El autor considera que la totalidad ha sido la categoría sobre la cual se ha fundamentado la tradición occidental, y debe ser superada. Por eso propone un nuevo método: la Analéctica o dialéctica positiva. La Alteridad es la irrupción de lo que está más allá de la unidad y de la totalidad del ser. El Otro está constituido por América Latina, en palabras de Dussel. La alteridad de nuestro continente es el No-Ser con respecto a la totalidad del pensamiento y del ser de occidente. Para el autor es importante superar la totalidad ontológica y el subjetivismo propio de la modernidad, que también se convierte en totalidad cerrada y excluyente del otro. La filosofía occidental convierte la diversidad a su misma unidad, para ella todo el Ser es uno y lo que está fuera de la totalidad no-es.


A partir de Descartes la modernidad asume una ontología de la totalidad, el ego es constituido como la totalidad. Dussel hace una crítica a la dialéctica hegeliana, pues para Hegel la totalidad del Espíritu abarca toda la realidad humana, incluyendo el ser y el pensar. La razón humana sería una expresión de ese Espíritu absoluto y actuaría desde la dialéctica, lo cual explica el devenir de la historia humana. Es decir, las contradicciones se resuelven dentro de esta unidad. Esta dialéctica hegeliana, expresión máxima de la subjetividad absoluta de la modernidad, ha sido superada -en palabras de Dussel- por Marx, Kierkegaard, Heidegger y Levinas. Kierkegaard constituye una importante anticipación para la ruptura de la modernidad absoluta, que según Dussel ocurrirá primero con Marx, aunque no explícitamente, y luego con Levinas. En Kierkegaard, la apertura hacia lo otro, hacia la exterioridad de Dios constituye una genuina alteridad, pero limitada a la dimensión teológica, el individuo trasciende al Espíritu absoluto pero no accede al otro humano, el salto es individual.

Presenta, pues una carencia antropológica y ausencia de un análisis social. Desde nuestro continente a Dios se le conoce en y por la convivencia humana, en el rostro del otro. En Heidegger la finitud y la apertura ontológica del Dassein (ser ahí), constituyen las bases de la destrucción de la totalidad absoluta. Dussel ve en Heidegger la superación de la subjetividad absoluta propio de la modernidad, donde el otro queda reducido a un simple contenido de la conciencia del sujeto como un objeto visto, observado. Pero la alteridad todavía no emerge, Dussel le reconoce este logro a Levinas.

Por supuesto toda filosofía tiene una aplicación política. Dussel considera que el legado greco-romano conduce al todo es uno, bajo el dominio de la civilización occidental. Fuera de esta totalidad se encuentra el no-ser, la no-civilización, la barbarie; es la negación de la alteridad del otro. Por eso la totalidad tiene que ser quebrantada para que pueda darse la filosofía de la liberación; de ahí la propuesta del método analéctico.

Levinas, por el contrario de Heidegger, empieza por el otro extremo, por lo que es exterior al ser, por el Otro. Este Otro irrumpe, se da a conocer como distinto a mi totalidad. Levinas le da primacía a lo ético por encima de lo ontológico. Más allá y anterior a la totalidad ontológica está el rostro del otro. La alteridad es la categoría fundamental sobre la cual se fundamenta la ontología. Esta revelación no es un desvelamiento, en el sentido heideggeriano, sino una manifestación del otro, independientemente de la posición que hayamos tomado frente a él. Esto hace del encuentro con el otro no un conocimiento o entendimiento visual. Para Levinas la revelación del otro ocurre como discurso o lenguaje. El otro cuestiona por el lenguaje mi dichosa posición del mundo. Se establece una relación de aceptación mutua, en la cual se da un enriquecimiento mutuo y la recreación por la palabra del otro.

 En la Alteridad, en ser para el otro, la pluralidad es reconocida, la auténtica comunidad es creada. Sin embargo, Dussel considera que el análisis de Levinas es ético-abstracto, por eso hace un análisis ético-socio-histórico más concreto. El Otro, para Dussel, es el pueblo pobre y oprimido latinoamericano con respecto a las oligarquías dominadoras.


La Analéctica es el método de la filosofía de la alteridad. Es positiva porque consiste en la afirmación de la exterioridad o alteridad. El punto de partida para la Analéctica es la revelación del Otro que demanda mi respuesta. La aceptación del otro como otro significa una elección y un compromiso moral; es negarse como totalidad, afirmarse como finito. Es necesario situarse en el cara a cara, en el ethos de la liberación para que se deje ser otro al otro. Dussel sostiene que el ser mismo es analógico, de esta manera queda rota la totalidad propia del logos griego. La proximidad de estos seres que se tornan como totalidades abiertas es lo que permite la conexión de estos seres distintos.


Ser entendido analógicamente se refiere a seres que comparten ciertas semejanzas tenidas en común, las cuales se hacen evidentes en la proximidad o el encuentro con el otro. Pero los seres análogos no son seres idénticos, ya que son distintos. La Analéctica como método ético le permite a Dussel hacer un diagnóstico de la opresión y explotación, las cuales ocurren cuando el otro no es visto como Otro. La Analéctica es considerada por Dussel como un momento de la dialéctica: el momento de la apertura de la totalidad ontológica por la revelación del otro. Es por medio del momento analéctico que la totalidad cerrada puede ser abierta.

 El método analéctico constituye para Dussel un instrumento para el diagnóstico de la opresión y la dominación y un instrumento para la creación de un proyecto liberador. Me detengo, ahora, a tomar posición personal ante los planteamientos de Dussel, luego de haber expuesto su propuesta. Considero que el autor ha permitido que vislumbremos nuevos horizontes, primero desde el punto de vista antropológico, pues el fundamentar el reconocimiento del Otro y tratar de romper con la subjetividad-totalidad cerrada, propia de la modernidad, es un esfuerzo que hay que aplaudir.

Filosóficamente Dussel, desde su mismo lenguaje y desde su mismo topos de comprensión moderno, le está diciendo al logos griego que el otro existe y reclama ser reconocido, y más concretamente, ese otro distinto es América latina. Y considero de suma importancia que Dussel aclare que el reconocimiento del otro es opción ética, porque pudiéramos como humanos optar por entendernos y vivirnos como mónadas cerradas, al mejor estilo de Leibniz.

La intención de Dussel es buena, la profundidad de su pensamiento, a mi juicio, representa un gran aporte a la filosofía latinoamericana; pero hay que seguir profundizando su propuesta para que sea reconocida nuestra radical distinción como otro. Dussel parte de la misma episteme del mundo moderno: la racionalidad del sujeto, y por ello no logra acceder a lo otro en la vida concreta.

Considero que sólo en la convivencia que comprende existencialmente y escucha, se puede acceder al Otro. Dussel parte, al igual que Hegel, Marx y muchos otros, del planteamiento de Parménides: el Ser y el No-Ser. Considero que la realidad es tan cambiante, que es imposible explicar el devenir por la naturaleza dialéctica de la realidad o de la mente humana, pues al final, en esa dialéctica no hay ni diversidad ni cambio, todo termina siendo lo mismo. Me inclino más hacia la explicación del devenir de Heráclito, por ejemplo. O a la complejidad del mundo y del pensamiento, expuesto por Morín.

En pocas palabras: quiero decir que la realidad latinoamericana es tan cambiante y tan compleja, que reducirla y tratar de comprenderla desde el esquema estático de la dialéctica, impide su total y real comprensión. Propongo, más bien, la investigación convivida para situarnos desde y en el lugar de comprensión que sólo la práctica de vida cotidiana de un grupo humano puede darnos para acceder a su reconocimiento como Otro. Y esta investigación convivida la hacemos junto a nuestros estudiantes, profundizando y retomando los elementos propios de nuestra identidad cultural que permitan reconocernos como distintos dentro de la totalidad de la modernidad y su currículo positivista.

El problema es tratar de entender a nuestro continente desde teorías o filosofías hechas desde fuera. Dussel intenta reconocer lo Otro, la intención la tiene, pero no accede a lo otro porque sus estructuras de comprensión son las mismas de la modernidad: la razón. Y no estoy planteando que hay que ser irracional para acceder a lo Otro, pero una razón aislada, que previa a la convivencia ya determina características del ser como la pobreza económica, la opresión, la miseria, etc, ya está formándose en su totalidad cerrada una visión errónea del otro, pues no ha escuchado en la convivencia, sólo ha visto una realidad que interpreta desde otro lugar de comprensión distinto.

En mi concepto, Dussel no supera la subjetividad-totalidad de la modernidad. No rompe el paradigma dialéctico, lo reacomoda para darle cabida a la apertura hacia el otro. Su crítica es interna, más no hay una ruptura radical con el pensamiento hegeliano. Más su teoría, como la de Levinas, son condiciones del pensamiento que pueden permitirle al mundo moderno acceder a lo otro, es decir, a nosotros como pueblo distinto; claro está, en el momento que decidan comprender a este otro, deben abandonar sus formas culturales de comprensión para escuchar en la convivencia al otro pueblo latinoamericano, y particularmente venezolano, en nuestro caso.

 Parto de Dussel porque representa un esfuerzo importante en la filosofía latinoamericana por promover nuestra identidad cultural, nuestros valores éticos como pueblo distinto. Sin embargo, me alejo de él en el sentido que pienso que la comprensión de nuestra identidad nacional va más allá de interpretar a nuestro pueblo como oprimido económicamente por un Imperio. Nuestra identidad no se agota en la interpretación económica-marxista. Como pueblo tenemos muchos elementos que nos distinguen, hechos símbolos en nuestra cultura popular: música, danza, gastronomía, juegos, etc. Enseñar el estilo de vida y la identidad que hay detrás de estos símbolos constituye nuestra labor educativa.



2.    La liberación pedagógica en América Latina Dussel E. (1977) afirma que "A través del encuentro pedagógico, la cultura acumulada es trasmitida y transferidas a las nuevas generaciones" (p.67). Pero no sucede así en la educación formal venezolana, pues se trasmite otro mundo de vida distinto a nuestra cultura, esta última es transferida en la crianza del hogar, en nuestras familias. Más adelante el mismo Dussel afirma que nuestras Instituciones educativas no preservan nuestra cultura, sino que buscan aniquilarla. De aquí la importancia del rescate de nuestros valores éticos de la identidad nacional. Continúa Dussel diciendo que "el hogar es uno de los lugares fundamentales donde se da el encuentro pedagógico. El sistema pedagógico erótico o doméstico educa en las tradiciones o en el ethos tradicional de un pueblo e incorpora al educando a la clase social a la cual pertenece la familia" (p.67).

 Por mi experiencia en investigación cualitativa en las comunidades venezolanas puedo afirmar que así sucede en nuestro pueblo, No sólo la cultura es preservada desde la familia, sino toda la episteme desde la cual se piensa, producto de la práctica de vida de un grupo humano histórico, y que es socialmente compartida. Es interesante ver cómo nuestro pueblo burla las estructuras de la totalidad y se sirve de ellas para sobrevivir, de manera instrumental, sin identificarse con ellas.

En nuestro pueblo, nuestra identidad es preservada en la crianza materna, fundamentalmente. De ahí deriva un conflicto pedagógico en el niño que empieza a asistir a la escuela: ¿el mundo es cómo me lo dice mi mamá o cómo lo representa la academia (la escuela, el currículo, los libros)? Por eso la necesidad de vincular lo que somos como pueblo con la Escuela. Y es que las Instituciones educativas cumplen con una función pedagógica a nivel político y social, que yo llamaría de aniquilamiento de la cultura y de subordinación a la clase dominante, a la totalidad. ¿A quién favorece el currículum positivista que tanto tiempo ha imperado en nuestra educación formal?

Por supuesto que a los Países "Desarrollados", que nos exigen ser como ellos. Sólo la ciencia, piensan, puede brindar desarrollo, confort, bienestar social. Si desarrollamos ciencia y tecnología, entonces estaremos en el camino adecuado, piensa la totalidad. Claro, ellos siempre nos llevarán la delantera tecnológica y por siempre seremos subordinados, desde este currículo positivista. La alienación pedagógica en América Latina es "La muerte física o cultural del hijo. Este filicidio puede ocurrir cuando la pareja, distorsionada por el machismo y por la opresión de la mujer en Latinoamérica, opera en violación de la alteridad. Aquí el hijo no es respetado como otro y es convertido en un objeto a ser poseído. Es visto como una diferencia a ser convertida en lo mismo que la pareja. Los padres ven en el hijo una extensión de su mismidad" (p.88).

Creo que esto sucede sobre todo en sociedades que conservan fuertes tradiciones hogareñas, pasa mucho fuera de América Latina, aunque nosotros no estamos ajenos de este peligro. Los padres enseñan a sus hijos un ethos, una episteme, hasta de manera inconciente, nos enseñan a pensarnos y a vivir según cierta comprensión del mundo, propia de nuestra cultura. Pero no es que nos hagan parte de su totalidad, porque si he afirmado que el venezolano es un hombre de la convivencia, de esa relación surge la alteridad, la Analéctica; no la dialéctica propia de las clases dominantes de América Latina.

Ahora, el machismo y la opresión de la mujer si son realidades muy nuestras, y es allí donde la liberación pedagógica de la escuela debe actuar para hacer esa conciencia y rompimiento cultural, para favorecer otra forma de vivirse-pareja desde la relación convivial que define al venezolano, con la aparición social del padre en nuestras familias. El machismo se presenta en nuestro País como un modo de relación, que por supuesto oprime, y debe ser redefinido, orientado hacia otro tipo de relación con la mujer. Pero este camino pasa, en nuestra sociedad venezolana, porque el varón deje de vivirse como "hijidad" permanente, y se viva como hombre, esposo, rompiendo con esa presencia multiabarcante de la madre en la vida del hijo. Y es la promoción de los valores éticos de nuestra cultura, desde un camino de concientización convivida de nuestras fallas culturales, la que nos permitirá reorientar y fortalecer nuestra cultura desde dentro, sin intervencionismos.

Dussel hace una fuerte crítica a las instituciones educativas en América latina, pues sólo buscan conservar y preservar el Status Quo. Estoy de acuerdo con el autor cuando afirma que "Las instituciones pedagógicas en manos de las estructuras locales de poder y al servicio de las totalidades internacionales, son instrumentos a través de los cuales se efectúa un verdadero rechazo y negación de las masas de oprimidos y de su cultura popular" (p.89). Eso ha tratado de hacer la educación formal a lo largo de todos estos años, incluso actualmente.

Menos mal, a Dios gracias, han fracasado. Pero el peligro y la amenaza siguen estando ahí. Y es que nuestras prácticas de vida van por caminos muy distintos a los propuestos por las clases dirigente, que ven y entienden al pueblo desde categorías muy lejanas a lo que en la realidad es. Pienso que la relación es inversamente proporcional: mientras más efectiva es la educación totalizadora, más fácilmente ocurre el aniquilamiento de nuestra cultura. En ese sentido, hablando en términos generales de País, creo que nuestra educación no ha sido lo altamente efectiva como para aniquilar nuestra identidad. Menos mal.

Hay que aplaudir la labor de la familia venezolana y de muchas iniciativas escolares -institucionales-. Lamentablemente otros factores, como los medios de comunicación, están sustituyendo el papel de la madre, que debe dejar a sus hijos e ir a trabajar. La amenaza cultural se hace hoy en día más latente. Siempre he tomado a Freire como la propuesta pedagógica a seguir, ha sido él quien ha orientado mi filosofía de la educación en la práctica educativa. Estoy en contra de la educación bancaria, trato de promover una educación liberadora, problematizadora, crítica.

Creo que el camino a seguir es despertar conciencias desde la educación crítica, que asume posición ante los contenidos que nos quieren imponer las clases dominantes, la totalidad. Concuerdo con el criterio ético de la pedagogía de la liberación: el respeto por la alteridad del otro. Veo en mis estudiantes personas que vienen a convivir conmigo, a compartir conocimientos, yo soy el guía, el facilitador dispuesto a dialogar, pues mis estudiantes no son tablas vacías, son personas portadoras de cultura, vivencias, conocimientos. Dussel E. dice que las clases oprimidas no tienen conciencia crítica de cuáles son las razones que causan y mantienen su opresión.

Desde Venezuela digo que el pueblo no vive su mundo desde la practicación económica propia de la modernidad occidental. Se vive en un mundo humanado por las relaciones propias del venezolano, y lo económico, lo político, todo; es puesto al servicio de la relación humana. Así vive el venezolano. Se valora lo económico y lo político como instrumentos que posibilitan la convivencia; más no en sí mismos. Tampoco el venezolano se define bajo las categorías opresor-oprimido, no porque no haya tomado conciencia de la opresión, sino porque valora su mundo desde otra perspectiva: la relación humana.

 Creo que si existe una opresión, pero se debe partir de nuestras prácticas de vida, de nuestra episteme, para producir una liberación política-económica que nos garantice mejores niveles de vida en función de la relación humana. Expandir la relación: he aquí el reto de la educación liberadora venezolana; crear una educación a partir de la episteme de la relación que promueva nuestros valores éticos de la identidad nacional. Y eso lo dice claramente Dussel: la liberación pedagógica significa que los oprimidos puedan estar en capacidad de afirmar su alteridad. Y nuestra alteridad no es practicación económica, como lo es la totalidad; es practicación relacional, expresada en nuestras manifestaciones culturales.

Con Dussel E. y Freire afirmo que "una pedagogía del oprimido en América Latina tiene que darse tanto a nivel de la educación formal como fuera de las instituciones educativas, a través de la afirmación de la cultura popular" (pág. 93). Sólo que mi concepto de cultura popular va más allá de tradiciones, costumbres, ritos, como lo plantea Dussel; creo que la cultura popular es el modo de vida desde la cual se vive y se piensa y que se expresa, eso sí, en las mismas manifestaciones culturales. Pienso que en Venezuela sucede actualmente lo que Dussel afirma: "Los intelectuales de izquierda que no respetan la alteridad del oprimido, sino que buscan utilizar al oprimido como medio para adelantar su proyecto, se están moviendo en el ámbito de la totalidad" (p.94).

La única manera que tenemos como pedagogos liberadores de no caer en el indoctrinamiento o lavado cerebral para con nuestros estudiantes es escuchar a ese pueblo en la vida concreta, y desde ahí, desde su propia autodefinición, que es también nuestra, promover el reconocimiento de nuestra alteridad. "La cultura popular en América latina está oculta, latente, pero no totalmente destruida" (p.95) Considero que nuestro pueblo se ha hecho escurridizo de la opresión en la vida práctica, viviendo a su manera. Pero la opresión nos afecta y es necesario concientizar nuestra otredad y crear desde ella otras estructuras. Políticas, educativas, económicas.

Que la vida entre al aula, a la escuela, y le devuelva su sentido. Que la educación dialógica estimule la afirmación de nuestra alteridad. Que la nueva sociedad, producto de la liberación pedagógica convivida, esté marcada por la cooperación en lugar de la competitividad. La liberación política es la clave de todas las demás liberaciones. Por eso debemos hacer política desde la participación de las comunidades. La "in-vivencia" en nuestras comunidades nos hará crear otro mundo: el analéctico. Nuestra episteme de la relación nos permite reconocer el rostro y la carne del otro; la educación liberadora nos debe llevar a aceptar al otro en servicio amoroso, en justicia.

Claro, esta relación a veces es de desamor, odio; por eso es de vital importancia que nuestra educación liberadora venezolana impulse, promueva, desarrolle, extienda, esa relación humana que es nuestra primera y fundante práctica de vida. Y desde esta relación tomemos conciencia de los valores éticos de nuestra identidad nacional que nos definen.


BIBLIOGRAFÍA

 Arzolay G., C. (1997). "La Globalización y lo Nacional: Identidad, Soberanía y Estado". Educación y Sociedad, pp-69-81. Venezuela.

 Dussel E., (1977). Filosofía de la liberación. Argentina. Editorial Edicol.

Freire P., (1973). Pedagogía del Oprimido. Argentina. Editorial Siglo XXI.

M.P.P.E. (2007) Diseño Curricular del Sistema Educativo Bolivariano. Venezuela. Sin Editorial.


REVISTA MAÑONGO Nº 35, VOL. XVIII, JULIO-DICIEMBRE 2010 PP 259-269

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